lunes, 20 de mayo de 2019

¿DÍALOGO?



JUEGO ENTRE IDIOTAS


No puede existir un diálogo inteligente cuando quien propone el diálogo parte de ideas fijas que asume como verdaderas e irrefutables, quien dice hablar con la verdad descalifica a priori cualquier postura divergente, entonces el diálogo, la apertura ante una pluralidad de ideas, de conjeturas, de refutaciones, ensayo y error, se vuelve un juego entre idiotas que presumen disfrutar un monopolio sobre la verdad.

Quien desestima la confrontación de ideas, el mero acto de no estar de acuerdo, son los reales enemigos de la razón, aquellos que suponen tener un acceso privilegiado a la verdad, no toleran que otros disientan, que se manifiesten en contra. Sin un diálogo abierto no hay posibilidad de tolerar diferencias, por consiguiente, no hay oportunidad de cultivar una cultura de libertad.

La libertad de elegir, por el contrario, implica la agonía de nunca saber si tenemos toda la razón sobre todos los aspectos de la sociedad.

La función de una conversación civilizada es usar la dialéctica—conversar, en forma abierta, con el fin de ir puliendo ideas, de aprovechar la curva de aprendizaje de un proceso de ensayo y error, de progresar vía una evolución de intercambios intelectuales.

En una sociedad abierta reconocemos que la vida está llena de incertidumbres, complejidades y paradojas. No es reducible a una formula preconcebida, a un plan alternativo, a un proyecto total. En esta circunstancia, la humildad ante el conocimiento es un ingrediente capital para fomentar la libertad y la civilidad entre los seres de una sociedad.

Quienes creemos en la libertad debemos defender el concepto plural de conversación, una multiplicidad de voces donde no existe una voz que predomine sobre otras. El propósito es mantener el diálogo vivo, es mantener la conversación abierta, que no lleguen los tiranos, los demagogos, los idiotas, o los que presumen hablar con la verdad, y cierren esta apertura de ideas. Para estos, y otros de su especie, un argumento se gana con la expropiación de ideas, con la guillotina, con la fuerza brutal de una supuesta autoridad.

Una sociedad abierta celebra las discusiones, racionales o despistadas, pero exige que se pueda llevar a cabo un argumento, un esfuerzo por cambiar las opiniones de otros, en un espacio de intercambio lógico de razones. Quien apela a la descalificación solo refleja su debilidad e intolerancia, igual quién se escuda detrás de una supuesta superioridad intelectual o moral para hablar de la verdad, en realidad esconde sus limitaciones.

Una cosa es criticar, otra descalificar; una cosa es el diálogo, otra cosa son los idiotas que presumen hablar desde la verdad.


@gantillano





EL DIÁLOGO DE LOS IDIOTAS




Mire pues...

Imbécil 1: usted sabe lo que tiene que hacer y no lo hace, ¿qué le pasa?

Imbécil 2: Silencio! no me pasa nada, pero tú dices que eres lo que haces y no haces nada! ¿Qué te pasa?

Imbécil 1: pero....yo... hago...soy... este... espere, espere.... mejor los dejammmm

Imbécil 2: Silencio te he dicho...

Imbécil 1: bueno.

Imbécil 2: perdóname!

Imbécil 1: bueno.

Imbécil 2: dime lo que tengas que decir...

Imbécil 1: haga lo que tenga que hacer...

Imbécil 2: no tengo nada que decir.

Imbécil 1: no tengo nada que hacer.

Imbécil 2: entonces mejor no.

Imbécil 1: bueno.









INTELIGENCIA, FUERZA Y VOLUNTAD





La voluntad sin inteligencia es ciega.
La voluntad sin fuerza, inútil.
La inteligencia sin voluntad es débil y patética.
La fuerza sin voluntad no tiene impulso ni objetivo.
La inteligencia y la fuerza son limitadas,
la voluntad no.

@gantillano


viernes, 10 de mayo de 2019

LA TRÍADA OSCURA Y EL SADISMO, O EL PORQUÉ DE LA MALDAD





En sicología existe un concepto llamado "la tríada oscura". Este infame trío lo conforman los rasgos de la personalidad que definen lo que comúnmente llamaríamos una "mala persona".

El primero de estos chicos malos es el narcisismo . Las personas narcisistas tienden a centrarse en sí mismas, a fantasear con un poder ilimitado y a necesitar la admiración de los demás.

Luego está la psicopatía , es decir, la falta de empatía. Este rasgo convierte a la persona en alguien manipulador, poco confiable y desinteresado por los sentimientos de otras personas.

El clan malévolo lo completa el maquiavelismo . Las personas que tienen este comportamiento muy marcado se caracterizan por tener actitudes cínicas y adoptar estrategias cuyo único fin es beneficiar sus propios intereses. 

 En conjunto, estos tres rasgos engloban una frialdad emocional. Algunos estudios han demostrado que los altos niveles de la tríada oscura están asociados con bajos niveles en rasgos como la simpatía, la honestidad y la humildad.

Sin embargo, un equipo de sicólogos de la Universidad de Western Ontario, en Canadá, realizó un estudio que sugiere que un cuarto rasgo debería incluirse en este combo de la maldad. 

Se trata del sadismo. Una "tétrada oscura"

Los expertos definen el sadismo como "una tendencia a involucrarse en comportamientos crueles, degradantes o agresivos en busca de placer o dominación".
En el lenguaje común, ser sádico es disfrutar causándole sufrimientos a los otros. 


Varias de las características del sadismo se superponen con las de los rasgos de la tríada, pero al mismo tiempo, según los investigadores, tiene aspectos únicos que lo hacen merecedor de estudiarlo como elemento que debe añadirse para conformar una "tétrada oscura"

Para llegar a esta conclusión los sicólogos aplicaron utest de nueve preguntas entre 202 universitarios (54 hombres y 148 mujeres) entre los 17 y los 26 años. 


Estas son las nueve preguntas del test, en la que los participantes debían marcar de 1 a 5 qué tan de acuerdo se sentían con estas afirmaciones:



1. Me he burlado de las personas para que sepan que yo tengo el control

2. Nunca me canso de presionar a la gente que me rodea

3. Haría daño a alguien si eso significa que yo estaré en control

4. Cuando me burlo de alguien, es gracioso verlo enojarse

5. Ser malo con los demás puede ser emocionante

6. Me da placer burlarme de la gente delante de sus amigos

7. Me emociona ver a la gente meterse en peleas 

8. Pienso en lastimar a las personas que me irritan

9. No lastimaría a nadie a propósito, incluso si esa persona no me agrada 


Las respuestas de los estudiantes llevaron a los investigadores a concluir que si bien el sadismo comparte algunas características del narcisismo, la sicopatía y el maquiavelismo, "no puede reducirse a los otros rasgos".


La doctora Minna Lyons, investigadora de la escuela de psicología de la Universidad de Liverpool, quien no estuvo involucrada en este estudio, está de acuerdo con que el sadismo es un rasgo en sí mismo.


"El sadismo es interesante porque parece ser distinto a la tríada oscura", dice Lyons. "Si alguien marca alto en sicopatía, no necesariamente disfruta causarle dolor a otras personas, así que parece ser una rasgo de personalidad por separado".


Para Lyons, es importante estudiar estos comportamientos entre la gente del común, no solo entre personas que hayan sido diagnosticadas con un desorden de personalidad, para ver cómo estos rasgos se entrelazan con otros comportamientos. 


Además, advierte que estos rasgos son parte del comportamiento diario de los humanos y que en ciertas circunstancias pueden resultar beneficiosos.

"Es normal que haya personas que marquen alto en sadismo, eso no los hace anormales . Incluso si alguien marca alto, eso no lo hace una mala persona", explica Lyons.

"(Estos rasgos) se vuelven problemáticos en el momento en el que comienzan a interferir con la vida, o la persona comienza a perder control de sí misma y comienza a ser dañino para las otras personas y para sí mismo", dice la psicóloga.

También advierte que este tipo de tests son solo una herramienta de medición y no se utilizan como un diagnóstico , pues hay que tener en cuenta muchos otros factores a la hora de evaluar el comportamiento de una persona.

 
@gantillano


domingo, 5 de mayo de 2019

DE LA ADVERSIDAD A LA ESPERANZA



La inmediatez de las dificultades que nos suceden y que pueden ocupar un amplio espectro de conflictos y sufrimientos exigen nuestro esfuerzo cotidiano, y a menudo, ocupan la mayor parte de nuestras energías y nuestro tiempo quitándonos la posibilidad de vislumbrar nuestra perspectiva de vida.


"El hombre tiene la peculiaridad de que no puede vivir si no mira al futuro" y esto reviste toda una filosofía que requiere de nosotros la mayor predisposición para afrontar el presente sin perder de vista nuestros grandes objetivos y anhelos. Que el árbol no nos impida la visión del bosque
 implica mantener la perspectiva que facilita el rumbo.

Decía Nietzche: "Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo".


Mirar el futuro a partir de nuestros proyectos, aspiraciones, anhelos o simplemente a partir de quienes nos necesitan a su lado implica infundirnos de la energía que revitaliza nuestro físico y reconforta nuestro espíritu.


El pesimismo, la falta de esperanza y la sensación que nos invade cuando no hallamos las salidas a nuestras dificultades tienen su punto de partida en
 la actitud que cada uno asuma frente a la adversidad, actitud que puede darnos la oportunidad de tomar el control de la situación y no a la inversa, asumiendo con dignidad y responsabilidad el desafío que la vida nos impone, aun cuando no haya alternativas.

"La emoción, que constituye sufrimiento, deja de serlo tan pronto como nos formamos una idea clara y precisa del mismo", decía Spinoza en su "Ética".


La vida constituye una verdadera escuela para el espíritu y cada una de sus existencias tiene por lo tanto un significado trascendente, no sólo a partir
 de nuestras realizaciones sino también de nuestras privaciones, luchas y sufrimientos.

Todo ellos nos ejercitan  en el desarrollo de aptitudes y capacidades para nuestro desenvolvimiento, compensando nuestras carencias materiales y espirituales.


No existen dos vidas iguales. Cada vida es distinta porque cada espíritu la ha forjado a partir de una historia diferente. La unicidad es lo que diferencia cada situación y cada desafío. Nadie puede ocupar nuestro lugar y somos nosotros quienes debemos encontrar el sentido a nuestro esfuerzo y a nuestra
 lucha. La llave está en nuestra actitud frente a la adversidad siendo los únicos responsables de nuestros actos, de nuestras obras, de lo que decimos y hacemos y también de lo que dejamos de hacer.

La humildad de nuestro proceder, la confianza en nuestros valores para concretar nuestros anhelos y el amor de los seres queridos son algunas de las herramientas con las que podemos contar para capitalizar nuestra experiencia de vida.



@gantillano 









COMO DUELE GUILLERMINA




GUILLERMINA

Pusieron preso a tu marído Guillermina,
y se lo llevaron para una fuerte prisión,
y como Guillermina quería tanto a su marido,
fue a la cárcel a cantarle una canción.

Murió mi madre, yo estaba ausente,
yo ausente estaba, yo, yo no la vi,
pero me dijo mi padre que,
en su agonía de muerte,
alzó su mano y me bendijo a mí.

Niña del campo que cortas flores
de no me olvides y de azahar,
corta una rosa de dos colores
para mi amante que está al llegar.

Niña que bordas la blanca tela,
niña que tejes en tu telar,
bórdame el mapa de Venezuela
y un pañuelito para llorar.


Aquiles Nazoa (*)


                                         


(*) Versos anónimos de la tradición popular latinoamericana del siglo XVIII recopilados por Aquiles Nazoa y entregados a Simón Díaz quien compone la música de la canción Guillermina. Aunque esta canción fue originalmente cantada por Simón Díaz, se popularizó en otros países de América del Sur con el nombre de  “Malagueña”

UNA ANGUSTIOSA ESPERANZA






Angustia me llama.
La oigo diáfana,
siempre la oigo.
Esperanza me jala,
dice: no vayas, no vayas.

Pero el llamado de Angustia es tajante y claro.
Se parece al arpón de un trueno,
que resuena y se clava,
siniestro y nunca soberano.

Angustia me llama,
dice: ven, ven.
Se conserva tozuda,
directa y pantanosa;
me guiñe un ojo,
y recita una plegaria.

Mientras,
en mi subconsciente yace Esperanza.
Se yergue gallarda;
alto se yergue.
Saluda a las águilas,
a mis ideas y a los halcones.
Besa mi cara,
y con cuidado la muerde.
Me rodea medio semblante y al oído me suplica:
“no vayas, te lo ruego.”

Angustia se percata de Esperanza.
Le eyacula una mirada,
un guante blanco le arroja.
“Pilla radiante”, le dice,
“consérvate para ti sola”.

Esperanza gira la mirada.
Inhalando,
airada se posa.
Cruza los brazos,
las cejas enarbola.
Exhalando,
deja caer un gemido.

Esperanza da unos pasos;
Esperanza de mí se aleja.
Esperanza, a unos pasos,
iza su bandera.
De Osadía se contagia,
y con ella su temblor incinera.
Se acerca,
lame mi oreja.
Se aleja…
                                           …se aleja.

Se paran una frente a la otra;
un espacio de Miedo las separa.
Angustia alza una grave roca,
la empuña,
la amamanta,
se hace con ella,
y con un pujido la expulsa.
Inefable, zumba en el aire.
Frenética, a Esperanza se aproxima;
con desdén,
un brazo le arrebata.

Del ojo le brota una lágrima;
mugre le sale de la herida.
No rompe en llanto pero ah cómo babea.

De su mirada manan conjuros;
de su hocico obtusos insultos.
Deglute palabras;
vomita serpientes.

Esperanza mira en el suelo su brazo.
Se lamenta,
lo patea,
lanza un silbido y sobre Angustia se abalanza.

Angustia monta guardia,
se persigna con su zarpa.
Esperanza se aproxima,
Soberbia y engreída.

Pronto están una frente a la otra.
Se miran,
se exploran.

Esperanza contempla sus ojos Escarlata.
Angustia observa su herida:
observa la mugre que le sale de su herida.
Esperanza le muerde el cuello;
Angustia le vomita en la cara.

Un rojo cuello sangra;
una esperanza se ahoga con angustia.
Yo quedo libre y emancipado.
Porque el que se angustia necesita una esperanza,
y el que tiene esperanza en vano se angustia.

Carlos Villarreal



Fuente: CULTURA COLECTIVA