Santa Bárbara es conocida como patrona de los artilleros,
mineros, carpinteros, ingenieros, militares, bomberos, arquitectos,
constructores, entre otros, suele ser invocada cuando se conoce un incendio,
durante las tempestades o al haber una muerte súbita, lo que la convierte en
una figura legendaria que va de generación en generación.
Sobre su vida y muerte se ha obtenido información en su gran
mayoría de un antiguo manuscrito propiedad del escritor griego Simeón de
Metafrasto, dado a conocer a mediados del siglo VII, DC.
Según la tradición cristiana, Santa Bárbara, era hija de un
Rey sátrapa de nombre Dióscorus, quien la encerró en una torre para impedir que
los hombres admiraran su belleza y la sedujeran, o para evitar que fuera devota
del cristiano.
Pese a la negativa de su progenitor continuó cultivando su
fe y espíritu hacia el amor de Jesucristo, por lo que mandó construir tres
ventanas en su torre, simbolizando la Santísima Trinidad. El padre de la bella
joven se enteró del significado sus acciones, se enfadó y quiso matarla.
Por varios días fue martirizada con las peores formas de la
época y torturada física y emocionalmente. Cuando ya su cuerpo se vio en las
peores condiciones es trasladada a una montaña donde su progenitor sin piedad
lleva a cabo su decapitación, dejando caer la espada para ver rodar la cabeza
de su hija. Sin embargo, como un castigo divino, cuando Dióscorus regresaba de
tan monstruoso crimen, un rayo que partió del cielo lo atravesó convirtiendo su
cuerpo en cenizas.
ORACIÒN A SANTA BÁRBARA
Santa Bárbara, Virgen
Bendita, Grandiosa de inmenso poder, Dios te acompañe, y Tu a mí por el camino
del bien. Con tu espada vencedora líbrame del mal, de la injusticia, de la
envidia y de los malos ojos.
Con el poder del rayo
protégeme de mis enemigos, glorifica la boca de fuego de mi cañón y permite que
salga victorioso. Con el cáliz de tu copa y el vino mantén la fuerza de mi
cuerpo y espíritu para la dura lucha y el combate.
A mis manzanas y
margaritas recíbelas como ofrenda de que te tengo siempre presente en mi
pensamiento y en mi hogar, y te ruego no me abandones nunca y acudas a mi cada
vez que te reclame para defender mi fe, mi tierra, mi familia y mis luchas; y
que al final me lleves siempre a la gloria como Tú. Amén.
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