“Cuanto
más poder le des a un solo individuo frente a la complejidad y la
incertidumbre, más probable será que tome malas decisiones. Como consecuencia,
hoy en día hay muy buenas razones para que las empresas traten de pensar más allá
de la jerarquía” .
James Surowiecki – Wisdom of Crowds
La jerarquía es un orden impuesto (de arriba abajo) que
establece las relaciones de autoridad y poder formal entre superiores y
subordinados en el seno de las organizaciones tradicionales. La redarquía, en
cambio, es un orden emergente (de abajo arriba) que surge como resultado de las
relaciones de participación y los flujos de actividad generados en los entornos
colaborativos.
La redarquía establece, pues, un orden alternativo en las
organizaciones. Un orden no necesariamente basado en el poder y la autoridad de
la jerarquía formal, sino en las relaciones de participación y los flujos de
actividad que, de forma natural, surgen en las redes de colaboración, basadas
en el valor añadido de las personas, la autenticidad y la confianza.
El mero hecho de colaborar y compartir de igual a igual
genera interacciones, propuestas y soluciones innovadoras, y permite que la
actividad se traslade, de forma natural, a los nodos en los que realmente se
está aportando valor a la organización. En otras palabras, la decisión no
desciende desde arriba, en cascada, sino que emerge desde abajo, fruto de las
relaciones de colaboración.
La jerarquía tiene un carácter marcadamente unidireccional:
las relaciones se producen entre dos agentes, pero uno de ellos -el superior-
hace valer su poder para imponer su visión al otro -el subordinado-. En la
redarquía, en cambio, las relaciones son multidireccionales, como en una red:
los agentes se relacionan los unos con los otros de forma abierta, y el trabajo
se realiza de forma distribuida, aprovechando las conexiones entre los
diferentes nodos de generación de valor.
Lo esencial es entender que la jerarquía se basa en un orden
de poder impuesto, y que la redarquía se basa en un orden emergente de
colaboración; la primera se se basa en órdenes y relaciones de dependencia, en
las que el superior administra los recursos, mientras que la segunda se basa en
conversaciones; la jerarquía, en fin, está basada en premios y castigos, y la
redarquía se fundamenta en el reconocimiento y la autoestima de sus miembros.
La redarquía es la estructura propicia para resolver los
problemas complejos a los que nos enfrentamos, porque es capaz de abordar el
problema desde una perspectiva global, en la que todos los agentes involucrados
formamos parte del problema en la misma medida en que formamos parte de la
solución.
Este modelo asume que la solución no va a bajar del cielo,
tampoco de la cúspide de la pirámide en la que se encuentra el líder todopoderoso.
Muy al contrario. Es la colaboración en redes abiertas de todos los agentes la
que genera nuevas interacciones, la que hace aflorar todas las propuestas, y la
que, en última instancia, hace posible que la solución emerja de forma natural,
de abajo arriba.
Extracto del artículo de José Cabrera “Redarquía: el nuevo
orden emergente en la Era de la Colaboración”
Fuente: http://blog.cabreramc.com
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