Esta tradición viene celebrándose desde hace cientos de años
y aunque no tiene su origen en los evangelios (ya que Judas se suicidó
ahorcándose), es un reflejo del repudio que sienten los creyentes por su
traición al entregar a Jesucristo a los romanos.
Generalmente consiste en la confección de un muñeco de
tamaño natural y su quema en una hoguera. Pero hasta allí las similitudes, ya
que en cada lugar, esta tradición tiene matices propios.
En algunos lugares, la quema ocurre el Sábado Santo o Sábado
de Gloria, mientras que en otros se realiza el Domingo de Resurrección. En lugares
como Gran Canarias, España, la quema tiene lugar luego de la misa de medianoche
del Sábado Santo, extendiéndose hasta bien entrada la madrugada del Domingo de
Resurrección. Hay lugares donde se quema un sólo Judas, mientras que en otros,
distintos grupos de la comunidad hacen sus propios Judas y los llevan a la
quema.
En varias regiones de Venezuela, la tradición tiene una
interesante variante de reclamo y protesta popular. La comunidad elige una
figura que considere negativa de la comunidad, su región o del país y lo
identifica con Judas. Confeccionan un muñeco de trapo y ropas viejas y lo
rellenan de fuegos artificiales. Se elabora un testamento que resume la vida,
acciones, faltas y fallas del "Judas" y expresa sus últimos deseos o
un legado para el pueblo. Este testamento tiende a ser de estilo satírico y en
verso y es leído con un toque de humor. El muñeco es paseado por las calles
para que la comunidad conozca sus faltas y, finalmente, es ahorcado y quemado
el Domingo de Resurrección. Música y bebidas alcohólicas forman parte de la
celebración.
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