Historias que cambiarán tu percepción de la pobreza
¿Dónde está la fuente de la miseria? ¿Cuál es la probabilidad de que esté dentro de nosotros mismos? La entrenadora de negocios y conferencista Natalia Grace en uno de sus libros intentó responder esas preguntas. Ella está segura que sí existe la así llamada “Ley de la miseria innata“, que es la razón del por qué la gente se programa a sí misma para ser pobre. Tal parece que todo tiene que ver con 4 factores.
1. LA MENTALIDAD
Cuando era pequeña, en casa de una de mis compañeras de escuela con mucha frecuencia saltabamos en el sofá mientras que no nos miraban los adultos. Nos gustaban mucho los resortes que en algunos lugares ya estaban a punto de abrir la tela y salir a la superficie; me fascinaba el polvo que salia en bocanadas del mueble cuando caíamos en él. Cuando un día veinte años despues, decidí ir de visita a casa de esa amiga de la infancia, me estremeció el ver ese mismo sofá en la misma esquina, donde solíamos jugar. No había cambiado mucho en relación a lo que recordaba, pero ahora yo estaba turbada por la pobreza e incluso, miseria de la situación. En mi mente contaba cuánto podría costar un sofá nuevo, cambiar las sillas mugrientas, y los espejos rotos y pegados juntos otra vez. Mientras charlábamos, yo imaginaba que pintaba el techo y cambiaba el papel de colgadura. Sentía ganas de lavar las ventanas, llenas de polvo y moscas, y sacar de debajo del mueble palos y cartones que sobresalían, y de paso eliminar el florero roto. ”¿Será que tiene problemas de dinero? — pensé... Pero mi cerebro se oponía y me sugería ir y comprar al menos un forro adhesivo de color madera para la mesa. A donde quiera que mirara, encontraba algo roto, mugre, manchas y basura. Y de repente una voz en mi cabeza me preguntó “¿Qué piensas, por qué siempre hay mugre donde hay miseria? Y ahora es mi turno de hacerte a ti, lector, la misma pregunta. Incluso si cambiamos la palabra “siempre” por ”casi siempre“ o ”con mucha frecuencia“ da igual, la situación no mejora. La mugre no es una manifestación de falta de dinero, sino de la mentalidad de quien allí habita. Y como la mugre y la miseria van juntos, entonces podemos concluir que la miseria va también de la mano de la mentalidad. Solo en una mente sin aseo hay lugar para la miseria.
2. LA MEZQUINDAD
En la escuela yo tenía una profesora de literatura maravillosa, se llamaba Tamara. Su sagacidad e inteligencia eran admirables. Un día ella pronunció una frase que voy a recordar toda la vida. Alguien le preguntó qué significa ser mezquino, y ella dijo “ser mezquino significa beber de una taza desportillada aun cuando tienes una nueva en la estantería”. Y así pasa en muchas casas: siempre se guarda todo lo mejor para “una ocasión especial“, y las tazas y platos nuevos pasan años en la estantería, el resto de días no merecen ser llamados ”especiales” y la vida se vuelve gris. Quien vive esperando el futuro nunca llegará a vivir en él. Y en ese momento entendí que es una vergüenza ser miserable, es una vergüenza estar sucio. Es una vergüenza tener la mente en desorden que se reflejará inminentemente en la casa y en la mentalidad de los hijos. La vida en espera del futuro lleva al desorden y a la ruina.
3. EL COMPLEJO DE “CENICIENTA”
Conozco a una mujer que ahorró por mas de veinte años para comprarse una casa de campo. Era madre de dos niñas. Ellas vivían en el limite del hambre, sólo comían cereales y granos. La mayor me contaba que sentía mucha vergüenza salir al patio con sus pantalones viejos desteñidos y con las rodillas rasgadas. La niña creció y cada año de forma magica, tambien lo hicieron sus pantalones. Centímetro a centímetro su madre soltaba la tela de abajo de cada manga. No estaba tan descolorida como el resto y eso hacía que se notara la “astucia de lo miserable”. Al parecer por eso dicen en algunos países que “la pobreza se replica”. No vale la pena ni decir que el sistema en el gobierno permite sólo ganar lo suficiente. Pero no culpo al sistema, culpo a lo que está podrido en las mentes. Con una cantidad igual de dinero es posible verse decente o miserable. Cuando la madre finalmente compró la casa de campo, ninguna de las dos hijas adolescentes sentía ningún interés en ella, pero reprochaban sin cesar a su mamá por no haberles enseñado qué significa ser mujer. Las niñas tenían ya complejo de cenicienta. Estaban acostumbradas a ver sillas rotas, y platos viejos, toallas rasgadas y abrigos con años de antigüedad; en consecuencia, al llegar a la edad adulta no podían gastar dinero en si mismas con tranquilidad. Siempre cuando ellas compraban algo su estado de animo desmejoraba; es como si no se sintiesen dignas de las cosas nuevas. Eso, amigos míos, se llama en dos palabras: miseria innata. Ella está en el subconsciente, en las células, en la sangre y en los huesos. La incomodidad a la hora de gastar dinero en ti mismo te hace miserable.
4. LA PROGRAMACIÓN A NIVEL SUBCONSCIENTE
Los niños que ven esquinas resquebrajadas y rotas se programan inconscientemente a ser miserables. En la adolescencia comienzan a darse cuenta de su peso. El mismísimo autor ruso Antón Chéjov señaló que las paredes ruinosas y los corredores súcios tienen una gran influencia en la aptitud de los estudiantes hacia la educación. La mugre y la miseria aplastan a la persona, el encontrarse constantemente en condición deplorable programa el cerebro para ser un perdedor. Podrían decirme que el aborrecer la miseria estimula a algunas personas a ser mejores, progresar y ganar dinero, pero yo les respondo que muchas más personas se resquebrajan luego de vivir en miseria durante mucho tiempo. Las palabras “desgracia” y ”desgraciado“ comparten una raíz común. Aleja la desgracia mental de tu vida y alejarás la material. ¡Cómo me gusta la frase ”La riqueza es un estado de la mente“! Ocurre lo mismo con la miseria, es un estado de la mente. La riqueza y la miseria son estados de la mente y los pensamientos.
Del libro “Las leyes de Grace” de N. Grace
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