CINCO POEMAS DE JOSÉ CABALLERO BONALD
CIRCUITO CERRADO
La ignorancia, como la hoja
perdida del libro, va
de aire en aire escribiéndose,
haciéndose más libre,
casi arrancada ya
de las ramas del tiempo, hasta
caer en el dominio
del insaciable, que la toma
del polvo y la reduce
a gobierno de luz, la reincorpora
a su libro marchito, convocando
allí su propia sed enmascarada
de ambición, porque no sabe
que la sabiduría es como un cuenco
donde todo se vierte hacia nacer.
NECIOS CONTIGUOS
Abstemios y locuaces viven juntos
en la casa de la infelicidad.
Allí reciben con asiduo encono
a gentes ambidextras,
adiestradas en los arduos oficios
de la majadería y en los siempre viscosos
preceptos de los bienpensantes.
A chorros vociferan, declaman,
abominan del rango de infractores,
gustan del sonsonete atroz de las tertulias,
consisten en ser sólo lo que son:
el eco triste de otros tristes ecos.
Escrito está en los márgenes
de libros y botellas:
los necios se asesoran
de otros necios contiguos.
SECTA
Me asomo a un mundo numerado y veo
la secta envilecida de los hijos
de quienes ya eran hijos del oprobio.
Solapan sus linajes con cosméticos,
pero aun así no pueden
encubrir esa abyecta condición de gregarios
que sustenta su fe.
Se llaman como sus gentes se llamaron,
nombres trucados de homicidas,
nombres hereditarios de secuaces
de soldadescas y de clerecías.
Son los mismos
que siguen solazándose
con las soflamas de los patriotas
y empuñan de continuo estandartes y cruces
con que emular a sus mayores,
mientras avanza por las avenidas
un cortejo triunfal de bienpensantes
BIENAVENTURADOS LOS INSUMISOS
Ni la justicia con sus manos ciegas,
ni la bondad de ojos efímeros,
ni la bondad de ojos efímeros,
ni la obediencia entre algodones sucios,
ni el rencor que atenúa
la desesperación de los cautivos,
ni las armas que arrecian por doquier,
podrán ya mitigar esas lerdas proclamas
con que pretenden seducirnos
aquellos que blasonan de honorables.
Quienquiera que merezca el rango de insumiso
descree de esa historia y esas leyes.
El poder de los otros
nada sino desdén suscita en él.
Ha aprendido a vivir al borde de la vida
DE LOS PELIGROS EPISTOLARES
No leas esta carta que te estoy escribiendo,
no la leas si puedes, criatura taciturna,
no la leas si puedes, criatura taciturna,
está llena de furias e infortunios,
está llena de deudas con los
incorregibles burdeles de la historia
y de una belicosa caterva de improperios
contra ti, contra mí, contra la fauna
de los siempre obedientes,
de los que nunca se equivocan, esos abominables
precursores de nada que peroran
en los arengatorios de la mediocridad.
No leas esta carta si es que puedes,
sólo la escribo a modo de coartada para no desertar.
Soy aquel que no quiso recurrir al recurso del silencio
cuando ya no quedaban palabras por aquí
José Manuel Caballero Bonald
Fuente:
Poemas escogidos (1952-2012)/ Editor Junta de Andalucía
Consejería de Cultura y Deporte/2013
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