La estupidez es una tendencia humana a cometer acciones torpes, carentes de sentido y perjudiciales; se manifiesta, incluso, en personas muy inteligentes y le causa mucho estrago a la humanidad y a la naturaleza. Cualquiera puede cometer una estupidez en un determinado momento o situación, pero solamente los estúpidos estarán orgullosos de sus estupideces y persistirán en sus errores, debido a su pobre capacidad para entender, ceder y beneficiarse de la experiencia. La estupidez carece de sobriedad, refleja miseria moral e intelectual y suele estar asociada con la ignorancia y la bajeza; a la estupidez también se le llama estulticia, estolidez, sandez e insensatez. Bertrand Russell, el filósofo más influyente del siglo XX, entendía que ´´la causa fundamental de los problemas del mundo es que los inteligentes están llenos de dudas y los estúpidos completamente seguros´´ y, hasta se ha llegado a creer que la estupidez gobierna el mundo, pero en realidad lo que si demuestran la evidencia histórica y la cotidianidad es que el factor estupidez es constante en la vida humana y que el estúpido con poder se vuelve más estúpido (psychic inflation) y, por consiguiente, más peligroso.
A la estupidez no se le atribuye ningún encanto o utilidad; la misma palabra que la describe encierra una carga emocional negativa, lo mismo que las acciones estúpidas, que siempre reflejan falta de racionalidad, sensibilidad y buen gusto. Por eso provoca rechazo natural, sobre todo cuando se lleva al extremo y se convierte en necedad (toda maldad o crueldad es estupidez). Más aun, la estupidez junto a la ignorancia mata tanta gente como la criminalidad, con la diferencia de que los estados invierten entre el 5% y el 14% del PIB en la lucha contra la criminalidad, mientras que para luchar contra la estupidez no tenemos conocimiento de que exista presupuesto en ningún país, a pesar de que la acción estúpida, al igual que el crimen, es una conducta antisocial porque siempre causa daños o víctimas; por otra parte, la estupidez siempre ha sido la mayor fuente de errores, abusos, crímenes y malas decisiones, por lo que no solo se ha considerado una característica humana (negativa) sino una de las cosas más abundantes en el mundo, hecho que no escapo a la genialidad de A. Einstein, al asegurar que ´´Hay dos cosas infinitas: la estupidez y el universo, del universo no estoy seguro´´ . Así recalco el genio el carácter abrumador y omnipresente de la estupidez.
El factor estupidez existe, sea debido a la doble evolución biológica y cultural tan única de los seres humanos o como resultado de contingencias específicas de aprendizaje; pero lo cierto es que en alguna dimensión de la mentalidad humana existe ´´una actitud estúpida´´, una comprensión mecánica de las situaciones o realidades, que se manifiesta interrumpiendo o disminuyendo las facultades intelectuales y emocionales que evitan o regulan la estupidez o la acción estúpida; evidentemente en los estúpidos tal actitud y falta de comprensión es constante, por lo cual son tercos, no escuchan, no ven nunca las cosas desde otro punto de vista y se fanatizan con cualquier causa o idea por absurda que sea, pero en las personas normales o inteligentes el factor estupidez es circunstancial. Por consiguiente, muchos hechos irracionales, descabellados, mal concebidos y absurdos no se deben ni a la locura ni a la falta de inteligencia sino a la estupidez, que siempre se minimiza o se ignora, contrario a lo que ocurre con la gente con trastornos psicopatológicos, a quienes siempre se pretende atribuir las conductas más estúpidas y maliciosas, por lo que se debe aclarar (1) que el único que comete toda clase de estupideces y maldades por placer es el psicópata, porque es el auténtico canalla, una mezcla de estúpido y malvado y (2) que las verdaderas psicopatologías expresan la necesidad de reconocimiento, frustración o desesperación (neurosis) o son patrones de respuestas a ideas desquiciadas y delirantes (esquizofrenia o locura), pero no expresan maldad sino síntomas clínicos (equivalentes al factor estupidez) como falta de racionalidad y coherencia o desproporción entre las respuestas y los estímulos que las desencadenan. Por tanto, queda claro que la estupidez está presente en toda acción dañina, torpe o maliciosa. ¿Lo mejor para reducir o eliminar el comportamiento psicopatológico, canalla o entupido?, hacer que la censura y el castigo sean sus consecuencias naturales, pero estimulando conductas alternativas deseables.
Todo lo que se practica y se premia se aprende; si la sociedad premia las buenas acciones, tendremos mejores ciudadanos. Precisamente, para enfrentar exitosamente los retos de un mundo cada vez más complicado necesitamos gentes con integridad, sencillas pero capaces de abordar los problemas con soluciones creativas e inteligentes y de mostrar solidaridad y responsabilidad, ya que en realidad muchos problemas tienen soluciones sencillas, pero se complican por falta de racionalidad y sentido común, como ilustra la historia de tres beduinos cuyo padre al morir le heredo 11 camellos para ser distribuidos según su testamento y la tradición árabe: la ½ de los camellos para el hermano mayor, un ¼ para el segundo hermano y 1/6 para el hermano menor, lo cual crea un conflicto inmediatamente, al no lograr ponerse de acuerdo, por lo que recurren a la justicia, donde al fin el juez encuentro una solución: prestarle un camello y proceder a repartir los camellos (que ya eran 12) según el testamento: 6 al hermano mayor, 3 al segundo y 2 al menor, quedando todos conformes y sobrando un camello, que de todos modos era el del juez.. ¿Qué aporto el Juez?, - Racionalidad y sensatez. Nuestra meta es que el mayor número de gente haga LO CORRECTO y que aprecie que hacer lo correcto es mejor, porque aumenta la dignidad, beneficia y evita la censura. No cabe duda de que premiar las buenas acciones promueve el desarrollo y el progreso social, por lo que sometimos a la ´´Cumbre 2009 por la Unidad´´ nuestra propuesta ´´Sistema de Premios y Castigos´´ (SIPREYC), una fórmula infalible para forjar mejores ciudadanos y combatir la miseria moral y humana, que es el verdadero origen de la criminalidad y otras lacras sociales.
La psicología positiva constituye una revolución dentro de la psicología porque resuelve problemas sociales y de salud promoviendo las emociones positivas como la alegría, el bienestar, el desarrollo de las cualidades positivas y los aspectos saludables del ser humano, que es lo único que garantiza verdadero crecimiento personal en la gente, al fomentar atributos como juicio crítico, gratitud, bondad, integridad, amor y apego, creatividad, generosidad, moderación y autocontrol, sentido de humor, sentido estético y de justicia, inteligencia emocional y otros. La psicología positiva enfatiza el desarrollo de las emociones positivas como la alegría, el optimismo, el placer y el buen humor, porque no solo mejoran el estado de ánimo y la sociabilidad de las personas favoreciendo la convivencia sino la salud física, al reducirles el estrés y fortalecer su sistema inmunológico, demostrando además, que las personas que expresan más emociones positivas (que son incompatibles con la tristeza, la ira y el odio), no solo tienen mejor calidad de vida y alejan la posibilidad de sufrir la enfermedad de Alzheimer, sino que viven hasta diez años más que las que expresan pocas emociones positivas, como se comprobó en una investigación de la universidad de Kentucky a lo largo de quince años, con una muestra de 678 monjas. La psicología positiva también se apoya en la capacidad humana para adquirir conocimientos y convertirlos en fortalezas (valores, virtudes y habilidades) que orienten y mejoren la conducta y la vida de individuos y grupos, para hacer las cosas con sentido y propósito, otra forma efectiva de combatir la estupidez.
Según CARLO CIPOLLA (1922-2000), quien realizara un detallado estudio sobre la estupidez, en el mundo hay cuatro tipos de personas: inteligentes, incautas, malvadas y estúpidas; los estúpidos son los más funestos y peligrosos porque son impredecibles, ya que su comportamiento no se enmarca en ningún patrón de racionalidad, contrario al malvado, cuya lógica es fácil de entender, puesto que actúa inescrupulosamente, pero obviamente motivado por el interés de beneficiarse; todos están conscientes de lo que son menos los estúpidos, que para colmo suelen creerse geniales. Este análisis resulta muy interesante, porque clasifica a las personas por los resultados de su comportamiento - que en definitiva es lo que importa porque en él se refleja la riqueza o la miseria moral- y del mismo se desprende que un aumento en el porcentaje de personas inteligentes se traduce en progreso y desarrollo para la sociedad, mientras que el aumento en el porcentaje de malvados y estúpidos la empobrece y trae ruina y decadencia. El tipo de persona lo determina el resultado de sus acciones (costo/beneficio), según perjudique o beneficie a los demás, a saber:
Inteligentes, se benefician beneficiando a los demás con sus acciones.
Incautos, se perjudican beneficiando a los demás con sus acciones.
Malvados, se benefician perjudicando a los demás con sus acciones, y
Entupidos, se perjudican perjudicando a los demás con sus acciones.
CONCLUSIÓN: Los inteligentes son lo mejor de la sociedad porque la enriquecen; los estúpidos son lo peor porque la empobrecen y causan mucho daño. Si el entupido es dinámico y tiene iniciativa, peor aún, porque hace más daño.
AUMENTO DE LA ESTUPIDEZ: La nueva fuente de estupidez es la cultura light, el apogeo del consumismo y el hedonismo narcisista, que impulsan al gozo y a gastar ´´hasta el dinero que no se tiene para comprar lo que no se necesita´´ ; se trata de una obsesión-compulsión por consumir y competir y una pasión por vivir al límite, por lo que conviene resaltar que el placer está controlado por la misma zona del cerebro que controla las respuestas coléricas e irracionales (arrebatos) que tanta violencia y estupidez ocasionan, porque cuando cesan las funciones del intelecto y la conciencia, la conducta queda bajo el control del cerebro primitivo. O sea, que los excesos y la falta de moderación en los placeres bestializan y hacen perder el autocontrol, aumentando la agresividad y la irracionalidad de muchos individuos y convirtiendo algunos sitios y lugares de diversión en peligrosos bestiarios o zoológicos humanos. Como esta cultura funciona en base a la moral del éxito: culto al dinero, al placer, al poder, y a la celebridad y no le otorga importancia al crecimiento personal ni a los valores, lo importantes no es ´´ser´´ sino ´´tener´´ o ´´parecer´´, estar ´´in´´, ya que todo es apariencia y superficialidad y la cuestión es el ´´ahora´´ y el ´´aquí´... y si te vi, no recuerdo; todo se convierte en mercancía o espectáculo y todos quieren satisfacción inmediata. Cualquier tontería que produce dinero se hace y se vende y, a veces, mientras más estúpido y superficial es lo que se hace más vende, simplemente porque satisface la necesidad de novedad y la vanidad social. Algunas estupideces son graciosas, pero otras pueden ser funestas y arruinar vidas, familias, sociedades e incluso algunas podrían arruinar el planeta. Por dinero, por placer y por maldad se cometen todo tipo de fechorías y majaderías; también se hacen estupideces por ignorancia, para demostrar poder, humillar, brillar, vanagloriarse, ser aceptado por otros estúpidos y las estupideces de los famosos hasta se les celebran como excentricidades. En todos los medios de comunicación campea la estupidez, ya sea como shows de mal gusto, ´´canciones´´ insolentes, propaganda ramplona, imágenes explicitas de las peores bajezas o comportamientos obscenos, todo lo cual distancia emocionalmente a las personas, debilita su sentido de comunidad y de solidaridad y promueve el desprecio por los buenos modales, tan necesarios para la convivencia y la concordia.
Cuando la inteligencia se usa para perjudicar a los demás se le da un uso estúpido o criminal.
Fuente: http://campanamundial.obolog.com/la-estupidez-294950
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