TRANCA TÚ
No es por la palabra mesa,
azote, di la verdad;
es el término unidad
lo que rompe tu cabeza .
Y al volver con la fiereza
de tus lugares comunes,
reincides como día lunes
odioso y repetitivo.
Claro, tienes un motivo,
y no es vaina de runrunes:
Pues tú, que al país desunes,
hoy ves con preocupación
la inminente división
de tus delfines y atunes.
Esos mismos que reúnes
con tu imantada chequera;
pero que si estás afuera,
se comienzan a morder
para probar el poder
cada uno a su manera.
De modo que tu arrechera
y el qué sé yo de una carta
que la derecha o la cuarta
le envió a potencia extranjera,
no es más que la inventadera
que te es propia en el pavor…
Coño, no hagas, por favor,
que la sangre se me suba.
Si le entregas todo a Cuba
¿quién, carajo es el traidor
Otra vaina, dictador,
aunque nunca se avergüence ,
fue tu cúpula castrense
la que cometió el error.
Dijo sin ningún pudor
que aquí ya no hay más opciones,
pues tomaron decisiones
de que seas su jefe eterno
y te harán con el gobierno,
con o sin las elecciones.
Con estas declaraciones,
dime tú qué hubieras hecho.
Mínimo, salir arrecho
y apuntando tus cañones.
La Mesa expuso razones
de una manera calmada
y excusó a la Fuerza Armada
que no aparece en tu foto,
la que va a cuidar el voto,
esa que no es camarada.
Pero sientes la estocada,
y eso se te nota, azote.
Hay un peso en tu cogote
que no te deja ver nada.
Cada piedra colocada
concatena una palanca,
ésta, a su vez, cuando arranca,
establece una estructura…
¡coño, que mano segura,
ni po'el carajo se tranca!
Octavio Montiel
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