Cree ser el único y predestinado, capaz de llevar solo las riendas del país. Su ego no
le permite reconocer a nadie más talento para gobernar. Su proyecto político no
admite variante o no deja espacio para otro; pero es maleable y cambia sin
explicaciones de acuerdo a las necesidades del momento. Lo importante es la
meta que no el camino. Revisemos a lo largo de años las promesas de las
continuas campañas electorales. En tomo a él distinguimos a sus admiradores, o
simplemente a los que, sin fuerza propia suficiente, se cuelgan de sus botas para prosperar, a los que creen que lo
manipulan, que tocan los instrumentos de esta orquesta más ruidosa que
sinfónica. No tolera a su lado por mucho tiempo a la gen te de talento propio.
En sus actuaciones se muestra como un buen histrión pero sobre todo como fiel discípulo de su
líder.
Cree ser el único y predestinado, capaz de resolver solo hasta
los problemas más mínimos rompiendo la necesaria jerarquía que les da
funcionalidad y autoridad a los organismos del Estado.
Cree ser único y predestinado, pero la vida nos recuerda
que solo somos humanos, pero el “Líder
Único “es incapaz de verse como hombre, es un dios inmortal ajeno a lo
terrenal.
Es el “Líder Único “, pero no el único, la historia nos ha enseñado que ha habido otros, de diferentes o similares ideologías,
pensamientos y acciones pero inexorablemente todos con el mismo final.
El pueblo vive feliz en la ilusión del engaño, pero la
ilusión no es fácil de mantener. El pueblo despierta cada cierto tiempo y ve la
realidad.
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