Según una anécdota de la época, en una pequeña obra
humorística del catalán José Robreño titulada “Excelentísimo Señor”, se
satirizaba la figura del entonces vicepresidente encargado de la
presidencia de la República, Carlos Soublette.
Enterado éste del asunto, mandó
a llamar a Robreño y le hizo leer el libreto frente a él. Luego de escuchar
todo el texto Soublette se dirigió a Robreño y le señaló:
"Efectivamente,
veo que usted se burla un poco de mí, pero no está mal; yo esperaba algo peor.
Venezuela no se ha perdido, ni se perderá nunca, porque un ciudadano se burle
del presidente. Venezuela se perderá cuando el presidente se burle de los
ciudadanos..."
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