Siempre hay situaciones en que hay que tomar decisiones en
forma inevitable. Ya no es posible permanecer en la duda o ser impasible ante
los hechos cotidianos. En muchos casos se hace necesario elegir por un camino y
muchas veces no sabemos cuál seguir.
Una de las mejores lecciones que todos los grandes
personajes de la historia nos dan, es la de enfrentar a sus contemporáneos con
decisiones ineludibles.
“¿Ves
una puertecita y enfrente un camino no muy transitado, pues los viajeros son
pocos? Ese es el camino que conduce a la verdadera instrucción”
Cebetis Tabula (*)
Lo fácil y el esfuerzo
Nunca hay vías fáciles que conduzcan a la grandeza; ésta
siempre es producto del esfuerzo. Mientras unos están jugando, otros
descansando o durmiendo, hay otros que están invariablemente trabajando
silenciosamente de manera cotidiana. Muchos quieren las cosas a la mano o
esperan recibir algún beneficio sin poner nada de su parte. La gente se queja
de sus problemas y necesidades, pero muy poco se busca las soluciones, se está
a la espera del otro. Bien sabemos, los que estamos en la lucha diaria en
vencer las adversidades, que nunca ha habido otro camino que condujera a la
grandeza y a la prosperidad que no sea el camino del trabajo, del esfuerzo, y
que cualquier cosa que prometa ser un atajo no es más que un espejismo y una
trampa. Dios nos da recursos y talentos para utilizarlos y no tenerlos
guardados. Él espera que los utilicemos dichos dones para nuestro propio
beneficio y también para el bien común. Hoy en día lograr algo, inclusive los
objetivos y metas, se necesita mucho esfuerzo y sacrificio. Nada cae del cielo
sin el esfuerzo propio. No se cosecha nada si es que no se ha sembrado antes y
se ha cuidado pacientemente la semilla.
El camino largo y el camino corto
Es muy raro que algo sea perfecto sin que haya costado esfuerzo.
El éxito, por lo general es producto de mucho tiempo dedicado al trabajo y a la
continua atención de los detalles. Nadie ha llegado a producir una obra maestra
tomando un atajo. En este mundo, constantemente se nos ofrecen atajos con la
promesa de resultados inmediatos. Las cosas de valor duradero nunca se producen
instantáneamente. Hay un camino
estrecho, que representa el sacrificio. Cuánta gente prefiere transitar por
caminos fáciles y equivocados, pensando en conseguir las cosas en forma fácil y
de inmediato. Se prefieren los atajos y no las rutas establecidas. Un ejemplo
de este mal lo podemos ver diariamente en el cruce de las avenidas principales,
donde para seguridad de los peatones, se han colocado puentes peatonales. Y
¿qué es lo que sucede? La mayoría de las personas prefieren cruzar la avenida poniendo
su vida en riesgo. Muchos errores se han cometido por querer hacer las cosas
sin considerar lo realmente importante; no tomar el atajo de lo fácil y caminar
por el camino de la verdad.
La disciplina y la indisciplina
Muchos hoy en día consideran que la disciplina es una
atadura que corta la libertad de las personas, la consideran como una
esclavitud. Pero bien sabemos, que nada se ha logrado jamás sin una estricta
disciplina. Por ejemplo, muchos atletas y otras personas han arruinado sus
posibilidades de éxito por abandonar la disciplina y permitirse una vida
descuidada. Nada estaba al azar. Todo estaba ya previsto y organizado. Hacer
las cosas en forma improvisada o a última hora, es señal de mediocridad.
Cuántas cosas se han hecho sin tener en cuenta este aspecto y hoy podemos ver
los resultados desastrosos por no hacer las cosas en forma disciplinada. Aún en
la vida personal, mucha gente ha hecho muchas cosas, pero muchas de ellas sin
objetivos y sin ningún sentido real. Proyectos fracasados en el camino,
matrimonios destruidos por la improvisación en la búsqueda de la pareja idónea,
carreras paralizadas en la mitad del camino por no encontrar un objetivo
valedero. No es fácil vivir una vida disciplinada, pero tenemos el reto de
vivirla ya.
El trabajo reflexivo y la irreflexión
Cuando uno se pregunta por qué suceden los problemas en la
sociedad o entre las personas, uno puede darse cuenta que el problema es el aturdimiento.
Aquí está el centro del problema. Realizar las cosas de una manera automática
conlleva a cometer torpezas y hasta llegar a ser un insensato. Se prefiere
hacer las cosas como vengan sin detenerse a reflexionar sobre su conveniencia.
Muchas veces se suelta la lengua sin pensar, se lanzan rumores sin reflexionar
en las consecuencias, se tiene estereotipos de las personas y se le juzga por
ello. Otro problema que podemos encontrar es cuando se esgrimen ideologías,
teorías o doctrinas de la forma más superficial. Mucho daño ha hecho a la
sociedad este tipo de actitudes, es tiempo de parar, dejemos de ver embobados
lo que acontece alrededor y miremos en nuestro interior.
¿Te gusta lo que ves?
Cambiar es una opción… Tú decides..
(*) Cebes, discípulo de Sócrates desarrolla en esta obra la teoría platónica de la pre-existencia, y muestra que la verdadera educación no consiste en la simple erudición, sino más bien en la formación del carácter.
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