CARACAS
lunes, 28 de mayo de 2012
domingo, 27 de mayo de 2012
TODAS LAS MUJERES…
El título de la Colección, aunque parezca de lo más obvio,
parte de una especie de broma… cuando me preguntaban constantemente porqué no
pintaba hombres y yo contestaba que no había ningún hombre que me motivara lo
suficiente como para pasarme horas y horas delante de su cara… Finalmente,
pinté al único ídolo de adolescente que me inspiraba.. Alejandro Sanz; y decidí
llamar a la Colección: “Bendito tú eres, entre todas las mujeres” pero, por
desgracia, en primera exposición quedó descartado así que finalmente se quedó
en “Todas las mujeres…” ¡y punto!”
Montse Martín.
Montse Martin: es una joven artista española, nacida en Lleida
en el seno de una familia vinculada al arte y al deporte. Estudia diseño
gráfico en la Escuela IDEP de Barcelona. Durante 5 años ejerce de diseñadora
gráfica en la Agencia de Publicidad “Ados comunicación”. Más tarde, se adentra
en el mundo de la fotografía a través de su pareja, el fotógrafo y actor Mark
Schardan, que le enseña con sus retratos el valor de “la mirada”. Actualmente,
ejerce de diseñadora e ilustradora freelance en diversos proyectos que alterna
con trabajos como bailarina y actriz.
Montse Martin es una artista novel en el terreno de la
pintura, pero queda claro que, tras la calidoscópica e inquietante personalidad
de esta mujer, se ha acumulado un bagaje vital y artístico sumamente
interesante y esperanzador para su carrera.
LA FELICIDAD ES EL CAMINO
Cuando los problemas nos agobian solemos pensar que nuestra vida siempre mejorara en el futuro. Nos convencemos de que la vida
será mejor después de cumplir los 18 años, después de tener pareja, de
mudarnos, después de conseguir un mejor empleo, después de…. Pero a pesar de
conseguir estos logros nos sentimos frustrados,
los problemas persisten y el deseo de
cambiar nuestra realidad permanece, entonces pensamos; ciertamente nos
sentiremos más felices cuando salgan de esa etapa. Nos decimos que nuestra vida
será completa y seremos realmente
felices cuando suceda tal o cual cosa, pero la verdad es que no hay mejor
momento para ser feliz que el presente. Si no es ahora, ¿cuando?
Por largo tiempo sentí que la vida estaba a punto de
comenzar, la vida de verdad. Pero siempre había un obstáculo en el camino, algo
que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda
que pagar; entonces la vida comenzaría. Hasta que me di cuenta de que estos
obstáculos eran mi vida.
Si la vida es una carrera de obstáculos y la felicidad es un
camino, entonces hay que asumir los obstáculos como retos en donde la felicidad
reside en experimentarlos intensamente y
sacarles todo el aprendizaje que nos
brindan, por amorosos o dolorosos que sean.
Esta perspectiva nos ha ayudado a ver que no hay camino a la
felicidad: la felicidad es el camino. Debemos atesorar cada momento, mucho más
cuando lo compartimos con personas especiales y recordar que el tiempo no
espera a nadie. No esperes para aprender que no hay mejor momento que este para
ser feliz. La felicidad es un trayecto, no un destino.
Seneca decía que se
es feliz cuando no se necesita la felicidad y que cuando surge el anhelo de la felicidad
comienza el sufrimiento. Este
sufrimiento tiene que ver con la resistencia a ser lo que somos. Hay que empezar
por aceptar quienes somos. La aceptación
es el primer paso para fortalecer nuestra autoestima, esto nos abre una gama de
posibilidades al conectarnos con nuestros sentimientos. Mientras rechacemos lo que somos no abriremos la conexión al corazón y nos quedamos
empantanados en el ruido mental.
Aquí les dejo un ejemplo práctico;
¿Cual es la diferencia entre una persona que sabe nadar y
una que no sabe nadar?
La que sabe nadar tiene la certeza de que no se va
ahogar, mientras que la que no sabe
nadar, tiene incertidumbre. Y el pánico que va unido a esta incertidumbre,
detona la desesperación que ocasionara que la persona se ahogue.
Internamente es la misma situación. Cuando tengo la certeza
de que pase lo que pase, mi paz interior es inmutable ... A la hora de que me
caigo en un mar de emociones negativas, esa paz interior me llevara fluir, que
seria simbólicamente “flotar”, eso es ver la felicidad como camino ... De lo contrario
si yo no tengo fe, me siento vulnerable, a la hora que caigo en ese mar de
emociones, empiezo a resistirme , y ese manoteo es lo que ocasionara el
sufrimiento que representa el “ahogarme” desconectándome de la felicidad.
Hoy tenemos una tarea pendiente, reconectarnos con nuestras emociones, ponernos el
salvavidas de la fe y la más importantes,
ser felices.
DE LA ADVERSIDAD A LA ESPERANZA
La inmediatez de las dificultades que nos suceden y que
pueden ocupar un amplio espectro de conflictos y sufrimientos exigen nuestro
esfuerzo cotidiano, y a menudo, ocupan la mayor parte de nuestras energías y
nuestro tiempo quitándonos la posibilidad de vislumbrar nuestra perspectiva de
vida.
"El hombre tiene
la peculiaridad de que no puede vivir si no mira al futuro" y esto reviste
toda una filosofía que requiere de nosotros la mayor predisposición para
afrontar el presente sin perder de vista nuestros grandes objetivos y anhelos.
Que el árbol no nos impida la visión del bosque implica mantener la perspectiva
que facilita el rumbo.
Decía Nietzche:
"Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier
cómo".
Mirar el futuro a
partir de nuestros proyectos, aspiraciones, anhelos o simplemente a partir de
quienes nos necesitan a su lado implica infundirnos de la energía que
revitaliza nuestro físico y reconforta nuestro espíritu.
El pesimismo, la
falta de esperanza y la sensación que nos invade cuando no hallamos las salidas
a nuestras dificultades tienen su punto de partida en la actitud que cada uno
asuma frente a la adversidad, actitud que puede darnos la oportunidad de tomar
el control de la situación y no a la inversa, asumiendo con dignidad y
responsabilidad el desafío que la vida nos impone, aun cuando no haya
alternativas.
"La emoción, que
constituye sufrimiento, deja de serlo tan pronto como nos formamos una idea
clara y precisa del mismo", decía Spinoza en su "Ética".
La vida constituye
una verdadera escuela para el espíritu y cada una de sus existencias tiene por
lo tanto un significado trascendente, no sólo a partir de nuestras
realizaciones sino también de nuestras privaciones, luchas y sufrimientos.
Todo ellos nos ejercitan
en el desarrollo de aptitudes y
capacidades para nuestro desenvolvimiento, compensando nuestras carencias
materiales y espirituales.
No existen dos vidas
iguales. Cada vida es distinta porque cada espíritu la ha forjado a partir de
una historia diferente. La unicidad es lo que diferencia cada situación y cada
desafío. Nadie puede ocupar nuestro lugar y somos nosotros quienes debemos
encontrar el sentido a nuestro esfuerzo y a nuestra lucha. La llave está en
nuestra actitud frente a la adversidad siendo los únicos responsables de
nuestros actos, de nuestras obras, de lo que decimos y hacemos y también de lo
que dejamos de hacer.
La humildad de
nuestro proceder, la confianza en nuestros valores para concretar nuestros
anhelos y el amor de los seres queridos son algunas de las herramientas con las
que podemos contar para capitalizar nuestra experiencia de vida.
LA ADVERSIDAD
La adversidad es uno de los elementos que merman la
capacidad de ser feliz del ser humano. No tanto en sí misma, sino por la huella
que deja en la psicología. La incapacidad de lucha frente a hechos indignos o
injustos, en los que a veces queda impune el malhechor, puede mermar la
capacidad de adaptación del hombre al medio. Y esta incapacidad se torna en
complejo de inferioridad y de desvinculación social, que hace alejarse al
individuo del entorno y de sí mismo, desprendiéndose, igualmente, de la
estabilidad emocional y racional que requiere la búsqueda de la felicidad.
Así, la única actitud a seguir es la de la lucha hasta el
final de las consecuencias. Hay que enfrentarse a los miedos que la adversidad
conlleva. Hay que luchar aún a expensas de no tener una resolución positiva.
Hay que luchar hasta el último aliento. La adversidad es un síndrome que
destruye grandes logros del pensamiento positivo. Pero el término lucha no
tiene que ir unido al de temeridad. Lucha no significa ni violencia ni
agresividad, sino perseverancia y constancia en el peligro. La adversidad es un
enemigo de la felicidad y por ello hay que enfrentarse a sus secuelas, sin
renunciar a nada. No podemos pretender que todas las cosas nos salgan bien ni
que estén a nuestro gusto, pero si podemos intentar adaptarlas o destruirlas si
se puede.
El problema principal de la adversidad es que empequeñece el
espíritu luchador del cerebro, que prefiere dejar pasar o poner la otra
mejilla, o la resignación, porque requiere menos esfuerzo mental. La adversidad
es un buen baremo para analizar nuestras debilidades psicológicas, y de
aprender a mejorarlas.
Sin embargo, estas palabras son difíciles de compaginar con
la realidad, que casi siempre supera a todo lo imaginable.
La suerte, la fortuna, el sino son hijas legítimas de la adversidad, por la que siempre estaremos marcados. Desde la antigüedad los
hombres supieron comprender que el hombre no puede controlar ciertas
circunstancias y casualidades y creó a los Dioses para consolarse. Y aún en el
siglo XXI seguimos igual. Pero la consolación es una admisión de la pérdida y
una negación de la lucha en favor de poder malvivir emocionalmente. Mejor es
terminar dignamente un día que vivir cientos humillados y acobardados por la adversidad.
La felicidad requiere una alerta constante para con sus
enemigos.
sábado, 26 de mayo de 2012
lunes, 21 de mayo de 2012
PARA EL CHAVISTA QUE VIVE EN TI...
Cuesta
abajo
Si arrastré por este mundo
la vergüenza de haber sido
y el dolor de ya no ser.
Bajo el ala del sombrero
cuantas veces, embozada,
una lágrima asomada
yo no pude contener.
Si crucé por los caminos
como un paria que el destino
se empeña en deshacer.
Si fui flojo, si fui ciego,
sólo quiero que comprendas
el valor que representa
el coraje de querer.
Era para mí la vida entera
como un sol de primavera
mi esperanza y mi pasión.
Sabía que en el mundo no cabía
toda mi humilde alegría
de mi pobre corazón.
Ahora, cuesta abajo en mi rodada
las ilusiones pasadas
no me las puedo arrancar.
Sueño con el pasado que añoro,
el tiempo viejo que lloro
y que nunca volverá.
Por seguir tras de su huella
yo bebí incansablemente
en mi copa de dolor.
Pero nadie comprendía
que si todo yo lo daba
en cada vuelta dejaba
pedazos de corazón.
Ahora, triste en la pendiente,
solitario y ya vencido,
yo me quiero confesar.
Si aquella boca mentía
el amor que me ofrecía,
por aquellos ojos brujos
yo habría dado siempre más.
Era para mí la vida entera
como un sol de primavera
mi esperanza y mi pasión.
Sabía que en el mundo no cabía
toda mi humilde alegría
de mi pobre corazón.
Ahora, cuesta abajo en mi rodada
las ilusiones pasadas
no me las puedo arrancar.
Sueño con el pasado que añoro,
el tiempo viejo que lloro
y que nunca volverá.
Alfredo Le Pera
Letra
Carlos Gardel
Música
PLEITO DE AMAR Y QUERER
Me muero por preguntarte
si es igual o es diferente
querer y amar, y si es cierto
que yo te amo y tú me quieres.
-Amar y querer se igualan
cuando se ponen parejos
el que quiere y el que ama.
-Pero es que no da lo mismo.
Dicen que el querer se acaba
y el amar es infinito;
amar es hasta la muerte,
y querer, hasta el olvido.
-Dile al que te cuente historias
que el mundo es para querer,
y amar es la misma cosa.
-Querer no es amar. Amando
hay tiempo de amarlo todo:
a Dios, al esposo, al mundo;
tocar el borde y el fondo
y amar al hijo del pueblo
como al hijo del esposo.
-¿Querer es ser para uno
y amar es ser para todos?
-No; amar es amar, y amar
es como amar de dos modos:
a unos como hijos de Dios,
y como a Dios, a uno solo.
-¿Amar y querer? Parece
que amar es lo que abotona
y querer lo que florece.
Dicen que amar no hace daño
donde querer deja huella.
Si querer es con la uña
donde amar es con la yema...
-Querer es lo del deseo
y amar es lo del servicio;
querer puebla los rincones,
amar puebla los caminos;
queriendo se tiene un gozo
y amando se tiene un hijo.
-Amar es con luz prendida;
querer, con la luz apagada;
en amar hay más desfile,
y en querer hay más batalla.
-Luego querer no es amar;
querer es guerra con guerra
y amar es guerra con paz..
-Querer no es lo que tú sientes,
querer no es lo que tú piensas;
tu querer de agua tranquila
ni bulle ni arrastra piedras.
Querer no es esa apacible
ternura que no hace huella.
Querer es querer mil veces
en cada vez que se quiera.
Querer es tener la vida
repartida por igual
entre el amor que sentimos
y la plenitud de amar.
Es no dormir por las noches,
es no ver de día el sol,
es amar sin dejar sitio
ni para el amor de Dios.
Es tener el corazón
entre las manos guardado,
y si ella pasa, sentir
que se nos abren las manos;
Es tener un niño preso
y envejecido en la cuna;
querer es brasa que vive
de la propia quemadura;
es no reír, porque hay algo
de lágrima en la sonrisa;
es no comer, porque sabe
a corazón la comida.
Es haber amanecido
sin habernos explicado
cómo sin haber dormido
pudimos haber soñado.
-Todo esto es querer y amar,
y amar es más todavía,
porque amar es la alegría
De crearse y crear.
Es algo como una idea
que inventa lo que se quiere,
porque al quererlo lo crea.
No hay un hombre que supere
a la versión que de ese hombre
da la mujer que lo quiere;
ni existe mujer tan bella,
ni existe mujer tan pura
como la que se figura
el hombre que piensa en ella.
Por eso, al estarte amando,
si con un amor te quiero,
con otro te estoy creando,
y tú, en el amor que sientas,
si con un querer me quieres,
con otro querer me inventas.
Pero allí no se detiene
la creación del amor
e inventa un mundo mejor
para el que ni mundo tiene.
Y el amor se vuelve afán
de gritarle al pordiosero:
-"Quiero, y porque quiero, quiero
que nadie te quite el pan"
Que nadie te quite el vino,
que no te duela en los pies
la limosna del camino;
que te alces, alzado y frío
el puño de tu derecho,
prestado en rabia a tu pecho
el amor que hay en el mío.
Del obrero y sus quereres
todo el rescoldo se vea
cuando haga la chimenea
suspirar a los talleres,
Y en la voz del campesino
vaya un poco de mi amor,
como de savia en la flor,
como de agua en el molino.
Y así el amor es caricia
que se nos va de las manos
para servicios humanos
en comisión de justicia.
Amar es querer mejor,
y si le pones medida,
te resulta que el amor
es más ancho que la vida.
Amar es amar de suerte
que al ponerle medidor
te encuentras con que el amor
es más largo que la muerte.
Y en el querer lo estupendo,
y en el amar lo profundo,
es que algo le toque al mundo
de lo que estamos queriendo.
Andrés Eloy Blanco