Todo ser humano actúa según diferentes motivaciones. Si identificamos cuáles son, podemos asignar
tareas en función a estas, aprovechando mejor las potencialidades y aumentando en
consecuencia la productividad.
Paralelo a la integración que requiere toda institución para
una acción más eficiente, efectiva y eficaz, o como irreversible ajuste al
medio con respecto al cambio económico, científico, tecnológico, político y
organizacional, debe considerarse lo que corresponde al talento humano. Esto es
así porque las personas están involucradas en forma directa con la institución,
además porque todo movimiento que realice la organización estará condicionado
por el grado motivacional del trabajador, considerado desde su perspectiva
individual y grupal.
El poder de la motivación son impulsos que nos hacen actuar;
son mecanismos que parten desde nuestro fuero interno, que nos guían
prácticamente hacia el exterior y nos retratan en un momento dado, produciendo
una imagen muy acertada de nuestra verdadera personalidad. En algunas personas la acción citada es
pasiva, en otras activa y dinámica, pero lo cierto es que dependiendo de la
situación, de nuestro temperamento y carácter, así actuaremos.
Si algo es complejo de administrar es el recurso humano,
porque la incidencia en su comportamiento es fiel reflejo de sus motivaciones
familiares, sociales y laborales.
Estudios han establecido diversas motivaciones (necesidades)
que actúan como fuerzas de impulsos, que incluso mantienen o modifican nuestro
temperamento y nuestro carácter. No obstante, se ha observado que las más frecuentes
en el medio ambiente laboral son motivación por logro, por competencia, por
afiliación, por autorrealización y por
poder. Estos cinco poderes motivacionales son factibles de maximizar en el
campo organizacional, siempre y cuando se ejerza un liderazgo efectivo por
parte de los mandos medios, superiores y de alto nivel.
Todos los individuos las tenemos, unas con mayor intensidad
que otras, pero normalmente, ellas inciden en la productividad organizacional.
Son variables independientes que afectan la calidad del trabajo, los resultados
obtenidos, y el aporte que cualquier individuo está dispuesto a ofrecer a la
institución donde trabaja.
"La motivación por logro es un impulso por vencer
desafíos, avanzar y crecer". Por
ejemplo, si a un individuo en su familia, escuela, iglesia, amigos y libros le
hacían hincapié en el logro personal, su actitud hacia la vida tendía a ser
familiar. Si recalcaban las amistades y
la afiliación, las motivaciones estaban dominadas por las actitudes sociales.
También se ha comprobado que los países que cuentan con un
mayor número de personas motivadas hacia el logro personal, tienden a
manifestar un desarrollo económico y social más rápido. Este tipo de motivación conduce a metas e
impulsos más elevados, ya que las personas trabajan mejor y alcanzan adelantos
más sobresalientes.
La gente orientada hacia los logros personales busca el
triunfo "per se". No experimenta una "sed de dinero"
particularmente fuerte, aunque puede adquirir riquezas en su esfuerzo por
alcanzar el triunfo. Trabaja gracias a
su deseo de vencer obstáculos, alcanzar metas y ser útiles a otros.
"La motivación por competencia es un impulso para
realizar un trabajo de gran calidad".
Los empleados que siguen esta motivación se esfuerzan por obtener un
gran dominio de su trabajo y crecimiento profesional. Generalmente buscan realizar buenos trabajos
debido a la satisfacción interna que obtienen de ello. Al realizar una tarea excelente, perciben una
profunda satisfacción interior por su triunfo.
Las personas motivadas por la competencia esperan también
que sus colaboradores desarrollen trabajos de gran calidad, y suelen
impacientarse cuando estos realizan trabajos deficientes. De hecho, su impulso
por el trabajo bien realizado puede ser tan grande que tienden a hacer caso
omiso de la importancia de las relaciones humanas en el empleo.
"La motivación por afiliación es un impulso que mueve a
relacionarse con las personas". Las
comparaciones de los empleados motivados por el logro o el triunfo con los que
se inspiran en la afiliación, mostrarán la manera en que estos dos patrones
influyen en la conducta. Los que se
interesan por el triunfo, trabajan con mayor ahínco cuando reciben una
retroalimentación específica sobre sus éxitos y fracasos. Sin embargo, las personas que tienen
motivaciones de afiliación laboran mejor cuando reciben alguna felicitación por
sus actitudes favorables y su colaboración.
Las personas motivadas por el logro eligen asistentes
competentes, sean cuales fueren los sentimientos personales que tengan hacia
ellos. Sin embargo, los que se sienten motivados por la afiliación, seleccionan
amigos para rodearse de ellos. Sienten una satisfacción interna mayor al
encontrarse entre conocidos.
"La motivación por autorrealización es un impulso por
la necesidad de realización personal, es la tendencia del hombre a ser lo que
puede ser, a utilizar y aprovechar plenamente su capacidad y su
potencial". Esta necesidad se manifiesta a través del descubrimiento del
Yo real y se satisface por medio de su expresión y desarrollo.
Evidentemente, cada persona siente la necesidad de
manifestar de una forma específica su propio yo, y, por tanto, la tendencia a
la autorrealización motiva comportamientos muy diversos, todos ellos dirigidos
a un aprovechamiento de las propias capacidades.
Sin embargo, los individuos suelen presentar ciertas
características psicológicas básicas similares, lo cual permite formular
postulados de validez general respecto a cómo se manifiesta esta tendencia
fundamental hacia la autorrealización.
Según el tratadista C. Argyris, el ser humano:
a. Tiende a pasar de un estado de pasividad, propio del
niño, a un estado de creciente actividad, propio del adulto. El hombre en su proceso de maduración
psicológica, aprende a controlar el entorno en el que vive y a influir sobre él
para que le sea favorable. Desea que sus propias decisiones sean las que
determinen el éxito de sus esfuerzos.
b. Tiende a evolucionar desde un estado de subordinación
total, propio del niño, a un estado de emancipación, propio del adulto.
Generalmente evita las situaciones de subordinación y servilismo ante las
opiniones de los demás. Desea ser y que se le considere en lo esencial igual a
los demás.
De acuerdo con lo expuesto, podríamos decir que la necesidad
de autorrealización es realmente una necesidad de maduración psicológica, de
crecimiento personal que se manifiesta y concreta en un deseo o tendencia a
desarrollar a lo largo de toda la vida el control de su entorno, autonomía,
independencia, etc., hasta un nivel óptimo, de acuerdo con su propia personalidad
y con las exigencias de una sociedad organizada.
El entorno sociocultural en que vivimos favorece la
activación de dicha necesidad, por eso es un factor motivacional preciso de
tomar en consideración.
C. Argyris destaca el conflicto esencial existente entre las
características psicológicas del ser humano y las de las organizaciones en las
que aquel participa, lo cual explica en parte las dificultades que este
encuentra al pretender satisfacer dicha necesidad.
"La motivación por poder es un impulso por influir en
las personas y las situaciones".
Las personas motivadas por el poder tienden a mostrarse más dispuestas
que otros a aceptar riesgos. En
ocasiones emplean el poder en forma destructiva, pero también lo hacen
constructivamente para colaborar con el desarrollo de organizaciones de éxito.
Un estudio de la motivación del poder reveló que las
personas motivadas por este factor llegan a ser excelentes gerentes si sus
ambiciones se encauzan hacia el poder organizacional más que hacia el poder
personal. El poder organizacional es la
necesidad de influir en la conducta de los demás para el bienestar de la
organización como un todo. En otras
palabras, estas personas buscan el poder a través de canales de liderazgo
regulares, de manera que son aceptadas por otros y se elevan a posiciones de
liderazgo debido a sus actividades sobresalientes. Sin embargo, si las ambiciones de un
individuo se encaminan al poderío personal y a la manipulación política, dicha
persona corre el riesgo de convertirse en un mediocre líder organizacional.
ASUMIENDO EL LIDERAZGO
El conocimiento de estos patrones de motivación ayuda a la administración a comprender las actitudes de trabajo de cada empleado. Por lo tanto, puede relacionarse con ellos de un modo distinto de acuerdo con sus patrones de motivación personal. Por ejemplo, un empleado que se sienta motivado por el triunfo se asignará a un empleo que le ofrezca un desafío y una oportunidad de sobresalir. Otro que se sienta motivado por la competencia recibirá una asignación a un empleo similar en lo que respecta a requisitos de trabajos de alta calidad.
ASUMIENDO EL LIDERAZGO
El conocimiento de estos patrones de motivación ayuda a la administración a comprender las actitudes de trabajo de cada empleado. Por lo tanto, puede relacionarse con ellos de un modo distinto de acuerdo con sus patrones de motivación personal. Por ejemplo, un empleado que se sienta motivado por el triunfo se asignará a un empleo que le ofrezca un desafío y una oportunidad de sobresalir. Otro que se sienta motivado por la competencia recibirá una asignación a un empleo similar en lo que respecta a requisitos de trabajos de alta calidad.
De esta manera, el gerente, jefe o supervisor, se comunica
con cada empleado según el punto de vista y las motivaciones y necesidades de
esa persona en particular. En este
sentido, ambos estarán "hablando el mismo idioma".
De la observación del comportamiento de una persona se puede
inferir cuál es el tipo de necesidades que pretende satisfacer; por
consiguiente cuáles podrían ser sus motivaciones. Es decir, una necesidad en tensión inicia y
guía el comportamiento hasta que se alcanza la meta que destruye la tensión o
hasta que la tensión cede de algún otro modo.
La tendencia positiva y material del hombre es la de dirigir su energía
hacia la satisfacción de sus necesidades.
Por lo expuesto anteriormente, las organizaciones deben
reorientar su interés por el recurso humano hacia formas, medios, métodos y
mecanismos que le permitan una mayor interacción con él. Esto puede ser posible
mediante un estudio motivacional (individual y colectivo) en la empresa, con el
objeto de potenciar el conocimiento de dicha plantilla, para el establecimiento
de programas motivacionales que verdaderamente respondan a las necesidades
sentidas y latentes, y no como hasta la fecha, en que se aplican programas
generales de "motivación" sin previo estudio, obteniendo, por
supuesto, resultados no solamente diferentes a los esperados, sino que en
muchos casos, conductas contrarias.
Este siglo demandará una mayor productividad, un nuevo
estilo de trabajo para todas las personas, una labor además de especialista,
con un alto porcentaje poli funcional, una mayor aplicación de la creatividad y
una mentalidad más abierta. Este siglo
tendrá las manos abiertas para recibir a las organizaciones que realicen este
tipo de ajustes en relación con su entorno humano, pero también tendrá
absolutamente las puertas cerradas para las organizaciones que no hagan nada al
respecto y que se mantengan vegetando en este sentido.
Debemos motivar a nuestro personal, pero antes, debemos
saber qué les motiva, con ello estaremos en una excelente posición para crear
el ambiente propicio y aprovechar las oportunidades que él representa, que a la
vez se convertirá en una de las mayores fortalezas con que contará la
organización. Si sabemos motivar
correctamente a nuestro personal, tendremos mayores posibilidades que se auto
motivé y consecuentemente su respuesta inmediata será su productividad; aspecto
que debe ser la orientación de toda empresa o institución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario