miércoles, 20 de noviembre de 2019

REBELIÓN EN LA GRANJA – George Orwell




Rebelión en la granja (Animal Farm) es una novela satírica escrita por George Orwell durante la Segunda Guerra Mundial. Esta novela publicada en 1945, trata acerca de un grupo de animales en una granja que expulsan a los humanos y crean un sistema de gobierno propio que acaba convirtiéndose en una tiranía brutal.

Orwell, un socialista democrático y un miembro del Partido Laborista Independiente por muchos años, fue un crítico de Joseph Stalin. Rebelión en la granja es considerada una sátira sobre la corrupción del socialismo soviético en los tiempos de Stalin.

Rebelión en la Granja constituye un análisis sencillo a la vez que formidable de la corrupción que engendra el poder, en cualquier nivel. Así, la obra posee un doble nivel de profundidad, lo que hace posible que el mensaje del libro trascienda el caso particular del régimen soviético, siendo considerado como un referente universal de la corrupción generada por las ansias de poder ilimitado.

En estos tiempos convulsionados y erráticos que vivimos en esta tierra, me resulta interesante releer estas letras y comprobar que más allá del tiempo y sus circunstancias el ser humano no ha cambiado mucho en su esencia, continua siendo un animal de dos patas que a veces se camina en cuatro.




Rebelión en la Granja
Ficha resumen


Capítulo I 
En este capítulo, un cerdo mayor, a punto de morirse, hace llamar a todos los animales de la granja porque había tenido un sueño. Antes de comenzar con su sueño cuenta a los animales que son muy mal tratados, que no paran de trabajar para que les den una miseria para comer y que cuando son viejos, los llevan al matadero para hacer comida con ellos. Que, por ejemplo, la leche de las vacas, que debería de ser para alimentar a sus terneros, sirve para alimentar a los humanos, que de los huevos que ponen las gallinas, la mayoría son vendidos, sin dejar nacer a los polluelos. En definitiva, que el trato recibido por los animales era pésimo. Les dijo que tendrían que prepararse para una revolución en la que los animales se encargaran ellos mismos de llevar la granja. Posteriormente, contó su sueño, que consistía en la libertad de los animales y que recordó un canto que hacía tiempo que había sido olvidado y se lo cantó. Este canto se llamaba bestias de Inglaterra y consistía en lo dicho anteriormente, la libertad de las bestias, gustó tanto que todos no pararon de cantarlo.

Capítulo II
En este capítulo, los animales se rebelan ante la soberanía de su amo, lo tiran de la granja y se adueñan de ella. Después de esto, los animales comenzaron a recorrer todo lo que les pertenecía y a quemar y a destruir las prendas de vestir que eran muestra de la esclavitud de los animales hacia los seres humanos, como era el caso de las cintas que llevaban los caballos en los días festivos. Los cerdos, en los meses anteriores, habían aprendido a leer y a escribir (porque eran los más listos), y decidieron escribir unas normas de conducta o mandamientos que todos los animales deberían de respetar. Esas normas eran: “Todo lo que camina sobre dos pies es un enemigo”, “Todo lo que camina sobre cuatro patas es amigo”, “ningún animal usará ropa”, “ningún animal dormirá en una cama”, “ningún animal beberá alcohol”, “ningún animal matará a otro animal”, “Todos los animales son iguales”. Además cambiaron el nombre de la granja por “granja animal”. Posteriormente, se dispusieron a trabajar la cosecha.

Capítulo III
Los animales acabaron con la cosecha antes de lo que lo hubiera hecho su amo, pero tuvieron algunos problemas con los aparatos pues estaban hechos para los hombres, pero como los cerdos eran tan inteligentes, no tuvieron problemas en arreglar la situación. Todo el mundo trabajaba, menos los cerdos que eran los encargados de mandar a los demás hacer su trabajo, puesto que eran los encargados en pensar al ser los más listos. Los domingos, se reunían en el granero para decidir el trabajo de la semana. Los encargados de debatir las propuestas eran los cerdos, mientras que los demás animales se encargaban de botar, los cerdos que más destacaban eran Snowball y Napoleón. Los dos nunca estaban de acuerdo con las propuestas del otro. Ese día las perras tuvieron nueve cachorros entre ellas y Napoleón se los llevó para cuidar de ellos. Además la leche con la que ordeñaban a las vacas se la bebían los cerdos y ellos solos se comían las manzanas, ellos explicaban que eran los más inteligentes y que las necesitaban, que si no querrían que volviera otra vez el hombre. Por supuesto nadie quiso.

Capítulo IV
Al poco tiempo, todos los alrededores conocían las hazañas de la “granja animal”, y la canción de “bestias de Inglaterra” era cantada por todos los animales de Inglaterra. El dueño de la granja, mientras tanto, estaba en la taberna de un bar quejándose por el trato recibido al ser expulsado por una panda de animales, los demás granjeros, se apiadaban de él pero sin ayudarle demasiado, para usarlo en su propio beneficio y apoderarse de la granja. Pero, al cabo de unos días, el dueño de la granja, acompañado de sus ayudantes y de los dueños de las granjas de al lado fueron a la reconquista de la granja. Hubo una batalla muy dura entre los hombres y los animales, pero al final, los animales pudieron deshacerse de los hombres, pero murieron unos pocos animales. Tras esto decidieron otorgar unas medallas al valor. La de héroe animal de primer grado fue otorgada a Snowball, por luchar fielmente y ser herido en la batalla por una escopeta y a Boxer, el caballo por su valentía y lucha. Las medallas de segundo grado fueron otorgadas a las víctimas que fallecieron en la “Batalla del establo de las vacas”, que así se llamó a la batalla.

Capítulo V
En este capítulo, habla de las disputas que tenían Napoleón y Snowball en los debates de los domingos, que siempre estaban en desacuerdo, en especial, sobre la creación o no de un molino de viento, Snowball quería construir un molino para crear electricidad y poder obtener luz en todas las zonas y crear máquinas para tener menor trabajo y que la semana sea de tres días, Napoleón, como era de esperar no quería construir el molino, prefería seguir como hasta ahora para seguir obteniendo alimento. Snowball preparó todos los planos para la creación del molino y cuando los terminó, los llevó a debate. Tras los discursos de Snowball y Napoleón la mayoría estaba a favor del molino de viento, y al ver esto, Napoleón pegó un grito ensordecedor, y en un momento aparecieron los nueve perros que habían sido criados por él y se abalanzaron hacia Snowball, este consiguió escapar y huir de la granja. A partir de entonces Napoleón suprimió las reuniones de los domingos y en cambio ese día se les daría las tareas que debían de cumplir la semana siguiente. Además, finalmente decidió construir el molino, respondiendo que siempre había querido construirlo pero que los planos de Snowball eran malos y que se había puesto en contra para librarse de un sujeto tan peligroso como Snowball.

Capítulo VI
En este capítulo, habla de los problemas que tenían los animales para poder vivir, que trabajaban mucho más y comían menos. Hasta tenían que ir a trabajar los domingos por la tarde. Si no llega a ser por Boxer, el caballo, que era muy fuerte y muy trabajador, no lo hubieran conseguido, se levantaba antes que los demás para trabajar más. Además, los animales necesitaban comida, clavos, herramientas y varias cosas que en la granja no podían obtener. Napoleón decidió que tenía que negociar con las granjas de al lado, cosa que no hizo gracia a los animales, que al principio habían escuchado que los animales no debían de tratar con los hombres en ningún momento, pero, uno de los mensajeros de Napoleón, Squealer les dijo que en ningún momento habían dicho eso, que lo habrían soñado y ellos se lo creen. Además, los cerdos se fueron a vivir a la granja, a dormir en sus camas. Esto les recordó a una de las 7 normas, pero al leerlas decía “ningún animal dormirá en una cama con sábanas” cosa que no les sonaba haber leído antes. En noviembre, hubo unas grandes tormentas, tales que se derribó el molino, al ver esto, Napoleón exclamó que el culpable era Snowball, que los estaba saboteando.

Capítulo VII
En este capítulo se habla de la escasez de comida que tenían, puesto que en invierno la mayoría de la cosecha se había perdido, y además tenían que trabajar en la reconstrucción del molino. Además, Napoleón disponía de unas pilas de madera que quería vender entre las dos granjas, que dada la casualidad, cuando el negocio iba bien con una, se decía que Snowball estaba escondido en la otra, que les había traicionado. Además dijeron que Snowball les había traicionado desde el principio, que desde siempre estaba a favor del amo y que había intentado sabotear la batalla. Algunos de los animales no se lo creyeron porque había sido herido en la batalla pero Squealer describió de tal manera lo ocurrido que al final acabaron por creérselo. A los pocos días, Napoleón reunió a todos los animales, y con los perros comenzaron a coger a animales para que confesaran que estaban siendo cómplices de Snowball, y una vez hecho esto, los perros le rebanaban el pescuezo. Así mataron a unos cuantos animales. Posteriormente decidieron prohibir la canción de “bestias de Inglaterra” y la razón que dieron es que no tenían ninguna razón de cantarla, que ya no había una Rebelión.

Capítulo VIII
Tras pasarse el terror sufrido por los asesinatos, los animales fueron a ver los mandamientos, porque recordaban que estaba prohibido matar, pero al leerlo vieron que de eso no se acordaban: “ningún animal matará a otro animal sin motivo”. Por otra parte, continuaban las negociaciones por la compra de la madera, parecía que se la iban a vender a Pinchfield, uno de los granjeros, y que Frederick, estaba pensando en atacar a la granja. Pero al cabo de unos días, reunió a todos los animales para decirles que la madera se la había vendido a Frederick, que Pinchfield era un bellaco y pretendía atacar a la granja. Dijo que Frederick pretendía pagarle con un cheque, pero que Napoleón era más listo y quiso que se lo pagara con dinero. Al día siguiente, descubrieron que el dinero era falso que les hubiera traicionado. En seguida apareció Frederick acompañado de otros granjeros a la conquista de la granja. Hubo una dura batalla, mucho peor que la anterior, en la que murieron muchos animales. Además Frederick y los suyos destruyeron el nuevo molino que ya estaba construido, cosa que molestó mucho a los animales y atacaron con valentía hacia los hombres y consiguieron tirarlos de la granja. Para celebrarlo, los cerdos se emborracharon cosa que al leer los mandamientos se sorprendieron por leer: “ningún animal beberá alcohol en exceso”

Capítulo IX
En la granja, cada tenían meno comidas, pero según los datos que les daba Squealer, se vivía mucho mejor que en los tiempos en los que mandaba el hombre. La mayoría ya no se acordaba de la vida con el amo pero suponían que debía de ser peor, o al menos, eso quería creer. Napoleón a la hora indicada, hacía que los animales desfilaran en formación militar, levantando la pezuña y gritando: “viva el camarada Napoleón”. Al poco averiguaron nueva información acerca de Snowball. En la “batalla del establo de las vacas”, Snowball estaba en el bando de los hombres, y es más estaba él al mando y gritando, “¡Viva la humanidad!” y que las heridas que le habían visto eran causa de unos mordiscos de Napoleón. Además Boxer, el caballo que trabajaba más que nadie, comenzó a envejecer y a perder su fuerza, de tal manera que un día se lo encontraron tirado en el suelo quejándose de un pulmón. Los animales fueron a decírselo a Napoleón, y apareció Squealer diciendo que iban a mandar a Boxer a uno de los mejores veterinarios de la ciudad, pero, el día en que se lo iban a llevar, pudieron comprobar que lo llevaban al matadero, y cuando intentaron liberarlo, era demasiado tarde y ya se lo habían llevado. A los pocos días, Squealer, fue a decirles a los animales que Boxer había muerto, que el veterinario había hecho lo que había podido pero que había muerto. Los siguientes días, celebraron banquetes (los cerdos) en conmemoración de Boxer.

Capítulo X
Habían pasado los años en la granja, la mayoría de los animales que habían vivido la revolución habían muerto, ya había pocos que recordaran la revolución. Ya habían construido el molino, pero, en vez de utilizarlo para energía eléctrica, fue utilizado para moler el trigo, pero estaban en proceso de construir otro, que según Napoleón será utilizado para energía eléctrica. La granja se había enriquecido, pero no para los animales. Había muchos animales nuevos, pero por muy jóvenes que fueran en toda Inglaterra sabían la canción de “bestias de Inglaterra” y además los animales de la granja tenían el orgullo de trabajar para ellos mismos, que la granja estaba dirigida por animales y no por hombres. Un día, uno de los animales, se encontró a Squealer caminando a dos patas y posteriormente a los demás cerdos, al comprobar esto, fueron a ver los mandamientos y, en vez de estar los 7 mandamientos, sólo había una frase: “todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”, al ver esto, ninguno de los animales se sorprendieron que al día siguiente los cerdos se comportaran como los amos, usando látigos, suscribiéndose a revistas, que se pusieran las ropas de los hombres, etc. A la semana siguiente, fueron a la granja un conjunto de gente que fueron a cenar a la granja. Los animales fueron a observar lo que ocurría en la reunión, y en esta, los hombres alababan la actuación de los cerdos con respecto a los demás animales, que aún les daban menos de comer que ellos, que los cerdos y los hombres son iguales. Poco después acabaron peleándose por una partida de cartas, y al observar esto, los animales no pudieron diferenciar quien era el cerdo de quien era el hombre, eran iguales.





Rebelión en la Granja es una gran obra, no sólo ridiculiza lo ocurrido hace años, en los tiempos de la Revolución Rusa,  sino que expresa lo que siempre ocurre: el ansia de poder desmedido y sin control cambia a las personas. El deseo de decidir sobre todos y sobre todas las cosas, ciega a quien detenta el poder sin importar su naturaleza (animal o humana).

Orwell  realiza un inteligente e irónico ejercicio literario al humanizar a los animales, confrontando al hombre con su realidad más salvaje. Nos demuestra que los hombres seres superiores y racionales, actuamos frente al poder con irracional naturaleza.

El hombre es un animal de costumbres, que contrariamente a otros animales suele no aprender de sus errores, lo que nos lleva a repetir la historia una y otra vez.

Debemos trascender este estado de vicio y ser capaces de respetarnos los unos a los otros, como en el principio de la obra, en la que todos opinaban, todos vivían bien, sería el mundo perfecto, pero, como este mundo está lleno de “Napoleones”, los cuales ansían el poder, mandar sobre los demás, sin importarles los derechos de los otros, siendo ellos los únicos que pueden vivir, y los demás tienen que vivir por y para ellos. Siendo así este mundo, lo único que podemos hacer es vivir como podamos y tengamos la suerte de hacerlo.

Mientras no entendamos que lo que sucede es consecuencia de como pensamos y actuamos y que los errores que le achacamos a los demás son nuestros errores, no existirá cambio posible, seguiremos siendo “son los mismos perros pero con diferentes collares”.




Para leer Rebelión en la Granja 



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