jueves, 27 de febrero de 2020

A VECES...



“EL CARACAZO” 27 DE FEBRERO DE 1989




“El 27 de febrero Venezuela vivió un colapso ético, que dejó estupefactas a muchas personas, fue una explosión sobre la cual no se ha escrito hondo, amerita un análisis, es una explosión que se traduce en un saqueo, pero no es un saqueo revolucionario, no hay una consigna, es un saqueo dramático, las personas asaltaron locales en medio de una delirante alegría, no hay tragedia, al iniciarse el proceso. A mí me quedó la imagen de un caraqueño alegre cargando media res en su hombro, pero no era un tipo famélico buscando el pan, era un “jodedor” venezolano, aquella cara sonriente llevando media res se corresponde con una ética muy particular; si el Presidente es un ladrón, yo también; si el Estado miente, yo también; si el poder en Venezuela es una cúpula de pendencieros, ¿qué ley me impide que yo entre en la carnicería y me lleve media res? ¿Es viveza? No, es drama, es un gran conflicto humano, es una gran ceremonia. Ese día de juego que termina en un desenlace monstruoso, cruel, la carcajada termina en sangre, es el día más venezolano que he vivido, nunca había sido tan interpretado por nuestra historia, por lo que nos está ocurriendo, es el día que fuimos sublimes y perversos como lo fuimos en buena parte de nuestra historia. Nuestros íconos históricos nos anuncian siempre ese dilema”.

José Ignacio Cabrujas, 1995




miércoles, 26 de febrero de 2020

NO TE RINDAS




No te rindas, aun estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frió queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos,

No te rindas por favor no cedas,
aunque el frió queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma,
aun hay vida en tus sueños,
porque cada día es un comienzo,
porque esta es la hora y el mejor momento,
porque no estas sola,
porque yo te quiero.

Mario Benedetti 






UN ABISMO INSONDABLE




MIÉRCOLES DE CENIZA, INICIO DE LA CUARESMA




La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.

Antiguamente, los judíos acostumbraban a cubrirse de ceniza cuando hacían algún sacrificio y los ninivitas también usaban la ceniza como signo de su deseo de conversión de su mala vida a una vida con Dios.

En los primeros siglos de la Iglesia, las personas que querían recibir el Sacramento de la Reconciliación el Jueves Santo, se ponían ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad vestidos con un "hábito penitencial". Esto representaba su voluntad de convertirse.

En el año 384 d.C., la Cuaresma adquirió un sentido penitencial para todos los cristianos y desde el siglo XI, la Iglesia de Roma acostumbra poner las cenizas al iniciar los 40 días de penitencia y conversión.

Estas cenizas se elaboran a partir de la quema de los ramos del Domingo de Ramos del año anterior, y son bendecidas y colocadas sobre la cabeza o la frente de los fieles como signo de la caducidad de la condición humana; como signo penitencial, ya usado desde el Antiguo Testamento; y como signo de conversión, que debe ser la nota dominante durante toda la Cuaresma. 

La imposición de la ceniza es realizada por el sacerdote sobre los fieles. El sacerdote puede hacer una cruz con la ceniza en la frente de los fieles o dejar caer un poco de ceniza en su cabeza. Mientras lo hace puede emplear una de las siguientes frases extraídas de las Escrituras: “Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida” (Gén. 3:19) “Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás” (Mc. 1:15) “Conviértete y cree en el Evangelio” (Mc. 1:15).

La imposición de la ceniza es una constumbre que nos recuerda que algún día vamos a morir y que nuestro cuerpo se va a convertir en polvo. Nos enseña que todo lo material que tengamos aquí se acaba. En cambio, todo el bien que tengamos en nuestra alma nos lo vamos a llevar a la eternidad. Al final de nuestra vida, sólo nos llevaremos aquello que hayamos hecho por Dios y por nuestros hermanos los hombres.

La ceniza no es un rito mágico, no nos quita nuestros pecados. Es un signo de arrepentimiento, de penitencia, pero sobre todo de conversión. La ceniza es un símbolo de Cuaresma, es decir de un tiempo de oración, penitencia y ayuno, de conversión del corazón.

Comenzamos el camino de la Cuaresma con el objetivo de acompañar a Jesús desde su desierto hasta el día de su triunfo, que es el Domingo de Resurrección. Debe ser un tiempo de reflexión de nuestra vida, de entender a donde vamos, de analizar como es nuestro comportamiento con todos los seres que nos rodean. En estos momentos, al refelexionar sobre nuestra vida, debemos asemejarla, de ahora en adelante, en un seguimiento a Jesús, profundizando en su mensaje de amor.
 

ESPÍRITU CONFINADO



Carl Spitzweg: Miércoles de Ceniza (1855-60)


El Espíritu del Carnaval se nos muestra confinado en un calabozo, meditando sobre las locuras cometidas en las últimas jornadas y calculando ese larguísimo año que le queda de cautiverio. El cuadro evoca entierros de la sardinas, canciones dolientes sobre el fin de carnaval y, poderosamente, capítulos y capítulos de la «Rama Dorada» de James George Frazer.


Miércoles de Ceniza («Aschermittwoch») es un óleo sobre lienzo de tan solo 21 x 14 cm, obra de Carl Spitzweg realidada entre los años 1855 y 1860. En la actualidad se exhibe en la Staatsgalerie (Galería Nacional) de Stuttgart (Baden-Württemberg, Alemania).

lunes, 24 de febrero de 2020

¿ALGUIEN LO DUDA?




BIPOLAR



UN CUENTO PARA CARNAVAL




La Máscara de la Muerte Roja
Edgar Allan Poe


La "Muerte Roja" había devastado el país durante largo tiempo. Jamás una peste había sido tan fatal y tan espantosa. La sangre era encarnación y su sello: el rojo y el horror de la sangre. Comenzaba con agudos dolores, un vértigo repentino, y luego los poros sangraban y sobrevenía la muerte. Las manchas escarlata en el cuerpo y la cara de la víctima eran el bando de la peste, que la aislaba de toda ayuda y de toda simpatía, y la invasión, progreso y fin de la enfermedad se cumplían en media hora.

Pero el príncipe Próspero era feliz, intrépido y sagaz. Cuando sus dominios quedaron semidespoblados llamó a su lado a mil caballeros y damas de su corte, y se retiró con ellos al seguro encierro de una de sus abadías fortificadas. Era ésta de amplia y magnífica construcción y había sido creada por el excéntrico aunque majestuoso gusto del príncipe. Una sólida y altísima muralla la circundaba. Las puertas de la muralla eran de hierro. Una vez adentro, los cortesanos trajeron fraguas y pesados martillos y soldaron los cerrojos. Habían resuelto no dejar ninguna vía de ingreso o de salida a los súbitos impulsos de la desesperación o del frenesí. La abadía estaba ampliamente aprovisionada. Con precauciones semejantes, los cortesanos podían desafiar el contagio. Que el mundo exterior se las arreglara por su cuenta; entretanto era una locura afligirse. El príncipe había reunido todo lo necesario para los placeres. Había bufones, improvisadores, bailarines y músicos; había hermosura y vino. Todo eso y la seguridad estaban del lado de adentro. Afuera estaba la Muerte Roja.

Al cumplirse el quinto o sexto mes de su reclusión, y cuando la peste hacía los más terribles estragos, el príncipe Próspero ofreció a sus mil amigos un baile de máscaras de la más insólita magnificencia.

Aquella mascarada era un cuadro voluptuoso, pero permitan que antes les describa los salones donde se celebraba. Eran siete -una serie imperial de estancias-. En la mayoría de los palacios, la sucesión de salones forma una larga galería en línea recta, pues las dobles puertas se abren hasta adosarse a las paredes, permitiendo que la vista alcance la totalidad de la galería. Pero aquí se trataba de algo muy distinto, como cabía esperar del amor del príncipe por lo extraño. Las estancias se hallaban dispuestas con tal irregularidad que la visión no podía abarcar más de una a la vez. Cada veinte o treinta metros había un brusco recodo, y en cada uno nacía un nuevo efecto. A derecha e izquierda, en mitad de la pared, una alta y estrecha ventana gótica daba a un corredor cerrado que seguía el contorno de la serie de salones. Las ventanas tenían vitrales cuya coloración variaba con el tono dominante de la decoración del aposento. Si, por ejemplo, la cámara de la extremidad oriental tenía tapicerías azules, vívidamente azules eran sus ventanas. La segunda estancia ostentaba tapicerías y ornamentos purpúreos, y aquí los vitrales eran púrpura. La tercera era enteramente verde, y lo mismo los cristales. La cuarta había sido decorada e iluminada con tono naranja; la quinta, con blanco; la sexta, con violeta. El séptimo aposento aparecía completamente cubierto de colgaduras de terciopelo negro, que abarcaban el techo y la paredes, cayendo en pliegues sobre una alfombra del mismo material y tonalidad. Pero en esta cámara el color de las ventanas no correspondía a la decoración. Los cristales eran escarlata, tenían un color de sangre.

A pesar de la profusión de ornamentos de oro que aparecían aquí y allá o colgaban de los techos, en aquellas siete estancias no había lámparas ni candelabros. Las cámaras no estaban iluminadas con bujías o arañas. Pero en los corredores paralelos a la galería, y opuestos a cada ventana, se alzaban pesados trípodes que sostenían un ígneo brasero cuyos rayos se proyectaban a través de los cristales teñidos e iluminaban brillantemente cada estancia. Producían en esa forma multitud de resplandores tan vivos como fantásticos. Pero en la cámara del poniente, la cámara negra, el fuego que a través de los cristales de color de sangre se derramaba sobre las sombrías colgaduras, producía un efecto terriblemente siniestro, y daba una coloración tan extraña a los rostros de quienes penetraban en ella, que pocos eran lo bastante audaces para poner allí los pies. En este aposento, contra la pared del poniente, se apoyaba un gigantesco reloj de ébano. Su péndulo se balanceaba con un resonar sordo, pesado, monótono; y cuando el minutero había completado su circuito y la hora iba a sonar, de las entrañas de bronce del mecanismo nacía un tañido claro y resonante, lleno de música; mas su tono y su énfasis eran tales que, a cada hora, los músicos de la orquesta se veían obligados a interrumpir momentáneamente su ejecución para escuchar el sonido, y las parejas danzantes cesaban por fuerza sus evoluciones; durante un momento, en aquella alegre sociedad reinaba el desconcierto; y, mientras aún resonaban los tañidos del reloj, era posible observar que los más atolondrados palidecían y los de más edad y reflexión se pasaban la mano por la frente, como si se entregaran a una confusa meditación o a un ensueño. Pero apenas los ecos cesaban del todo, livianas risas nacían en la asamblea; los músicos se miraban entre sí, como sonriendo de su insensata nerviosidad, mientras se prometían en voz baja que el siguiente tañido del reloj no provocaría en ellos una emoción semejante. Mas, al cabo de sesenta y tres mil seiscientos segundos del Tiempo que huye, el reloj daba otra vez la hora, y otra vez nacían el desconcierto, el temblor y la meditación.

Pese a ello, la fiesta era alegre y magnífica. El príncipe tenía gustos singulares. Sus ojos se mostraban especialmente sensibles a los colores y sus efectos. Desdeñaba los caprichos de la mera moda. Sus planes eran audaces y ardientes, sus concepciones brillaban con bárbaro esplendor. Algunos podrían haber creído que estaba loco. Sus cortesanos sentían que no era así. Era necesario oírlo, verlo y tocarlo para tener la seguridad de que no lo estaba. El príncipe se había ocupado personalmente de gran parte de la decoración de las siete salas destinadas a la gran fiesta, su gusto había guiado la elección de los disfraces.

Grotescos eran éstos, a no dudarlo. Reinaba en ellos el brillo, el esplendor, lo picante y lo fantasmagórico. Veíanse figuras de arabesco, con siluetas y atuendos incongruentes, veíanse fantasías delirantes, como las que aman los locos. En verdad, en aquellas siete cámaras se movía, de un lado a otro, una multitud de sueños. Y aquellos sueños se contorsionaban en todas partes, cambiando de color al pasar por los aposentos, y haciendo que la extraña música de la orquesta pareciera el eco de sus pasos.

Mas otra vez tañe el reloj que se alza en el aposento de terciopelo. Por un momento todo queda inmóvil; todo es silencio, salvo la voz del reloj. Los sueños están helados, rígidos en sus posturas. Pero los ecos del tañido se pierden -apenas han durado un instante- y una risa ligera, a medias sofocada, flota tras ellos en su fuga. Otra vez crece la música, viven los sueños, contorsionándose al pasar por las ventanas, por las cuales irrumpen los rayos de los trípodes. Mas en la cámara que da al oeste ninguna máscara se aventura, pues la noche avanza y una luz más roja se filtra por los cristales de color de sangre; aterradora es la tiniebla de las colgaduras negras; y, para aquél cuyo pie se pose en la sombría alfombra, brota del reloj de ébano un ahogado resonar mucho más solemne que los que alcanzan a oír las máscaras entregadas a la lejana alegría de las otras estancias.

Congregábase densa multitud en estas últimas, donde afiebradamente latía el corazón de la vida. Continuaba la fiesta en su torbellino hasta el momento en que comenzaron a oírse los tañidos del reloj anunciando la medianoche. Calló entonces la música, como ya he dicho, y las evoluciones de los que bailaban se interrumpieron; y como antes, se produjo en todo una cesacion angustiosa. Mas esta vez el reloj debía tañer doce campanadas, y quizá por eso ocurrió que los pensamientos invadieron en mayor número las meditaciones de aquellos que reflexionaban entre la multitud entregada a la fiesta. Y quizá también por eso ocurrió que, antes de que los últimos ecos del carrillón se hubieran hundido en el silencio, muchos de los concurrentes tuvieron tiempo para advertir la presencia de una figura enmascarada que hasta entonces no había llamado la atención de nadie. Y, habiendo corrido en un susurro la noticia de aquella nueva presencia, alzóse al final un rumor que expresaba desaprobación, sorpresa y, finalmente, espanto, horror y repugnancia. En una asamblea de fantasmas como la que acabo de describir es de imaginar que una aparición ordinaria no hubiera provocado semejante conmoción. El desenfreno de aquella mascarada no tenía límites, pero la figura en cuestión lo ultrapasaba e iba incluso más allá de lo que el liberal criterio del príncipe toleraba. En el corazón de los más temerarios hay cuerdas que no pueden tocarse sin emoción. Aún el más relajado de los seres, para quien la vida y la muerte son igualmente un juego, sabe que hay cosas con las cuales no se puede jugar. Los concurrentes parecían sentir en lo más hondo que el traje y la apariencia del desconocido no revelaban ni ingenio ni decoro. Su figura, alta y flaca, estaba envuelta de la cabeza a los pies en una mortaja. La máscara que ocultaba el rostro se parecía de tal manera al semblante de un cadáver ya rígido, que el escrutinio más detallado se habría visto en dificultades para descubrir el engaño. Cierto, aquella frenética concurrencia podía tolerar, si no aprobar, semejante disfraz. Pero el enmascarado se había atrevido a asumir las apariencias de la Muerte Roja. Su mortaja estaba salpicada de sangre, y su amplia frente, así como el rostro, aparecían manchados por el horror escarlata.

Cuando los ojos del príncipe Próspero cayeron sobre la espectral imagen (que ahora, con un movimiento lento y solemne como para dar relieve a su papel, se paseaba entre los bailarines), convulsionóse en el primer momento con un estremecimiento de terror o de disgusto; pero inmediatamente su frente enrojeció de rabia. 

-¿Quién se atreve -preguntó, con voz ronca, a los cortesanos que lo rodeaban-, quién se atreve a insultarnos con esta burla blasfematoria? ¡Apodérense de él y desenmascárenlo, para que sepamos a quién vamos a ahorcar al alba en las almenas!

Al pronunciar estas palabras, el príncipe Próspero se hallaba en el aposento del este, el aposento azul. Sus acentos resonaron alta y claramente en las siete estancias, pues el príncipe era hombre temerario y robusto, y la música acababa de cesar a una señal de su mano. 

Con un grupo de pálidos cortesanos a su lado hallábase el príncipe en el aposento azul. Apenas hubo hablado, los presentes hicieron un movimiento en dirección al intruso, quien, en ese instante, se hallaba a su alcance y se acercaba al príncipe con paso sereno y cuidadoso. Mas la indecible aprensión que la insana apariencia de enmascarado había producido en los cortesanos impidió que nadie alzara la mano para detenerlo; y así, sin impedimentos, pasó éste a un metro del príncipe, y, mientras la vasta concurrencia retrocedía en un solo impulso hasta pegarse a las paredes, siguió andando ininterrumpidamente pero con el mismo y solemne paso que desde el principio lo había distinguido. Y de la cámara azul pasó la púrpura, de la púrpura a la verde, de la verde a la anaranjada, desde ésta a la blanca y de allí, a la violeta antes de que nadie se hubiera decidido a detenerlo. Mas entonces el príncipe Próspero, enloquecido por la ira y la vergüenza de su momentánea cobardía, se lanzó a la carrera a través de los seis aposentos, sin que nadie lo siguiera por el mortal terror que a todos paralizaba. Puñal en mano, acercóse impetuosamente hasta llegar a tres o cuatro pasos de la figura, que seguía alejándose, cuando ésta, al alcanzar el extremo del aposento de terciopelo, se volvió de golpe y enfrentó a su perseguidor. Oyóse un agudo grito, mientras el puñal caía resplandeciente sobre la negra alfombra, y el príncipe Próspero se desplomaba muerto. Poseídos por el terrible coraje de la desesperación, numerosas máscaras se lanzaron al aposento negro; pero, al apoderarse del desconocido, cuya alta figura permanecía erecta e inmóvil a la sombra del reloj de ébano, retrocedieron con inexpresable horror al descubrir que el sudario y la máscara cadavérica que con tanta rudeza habían aferrado no contenían ninguna figura tangible.

Y entonces reconocieron la presencia de la Muerte Roja. Había venido como un ladrón en la noche. Y uno por uno cayeron los convidados en las salas de orgía manchadas de sangre y cada uno murió en la desesperada actitud de su caida. Y la vida del reloj de ébano se apagó con la del último de aquellos alegres seres. Y las llamas de los trípodes expiraron. Y las tinieblas, y la corrupción, y la Muerte Roja lo dominaron todo.


Edgar Allan Poe




sábado, 22 de febrero de 2020

¿QUIÉN VAS A SER HOY?



TIEMPO DE CARNAVAL



El Carnaval es simbólicamente una festividad para despedirse de los placeres mundanos, de la carne, antes que llegue la cuaresma, por ende, el carnaval es en realidad un periodo de limpieza. En algunas culturas se acostumbra el ayuno para limpiar tanto el alma como el cuerpo, no es por casualidad que los carnavales se han relacionado tanto con el agua, los baños tan frecuentes en los juegos de niños para estas fechas son una representación de este proceso.

Una de las curiosidades de esta festividad es que algunos autores consideran que para la sociedad rural, fuertemente estructurada por el cristianismo, el tiempo de «carnestolendas» ofrecía mascaradas rituales de raíz pagana y un lapso de permisividad que se oponía a la represión de la sexualidad y a la severa formalidad litúrgica de la Cuaresma.

Lo cierto es que sin duda este es un momento para buscar re-encontrase con su pasado y descubrir que se quiere llevar al futuro. En sus orígenes, los disfraces del carnaval no eran más que el vestirse con las ropas viejas (propias o ajenas) que se encontraban en los baúles durante la limpieza anual.

Es que necesitamos también urgentemente sanear nuestra alma. Cambiar de alma por unos cuantos días para ventilar nuestro espíritu. Necesitamos emigrar a otras formas de personalidad y conducta, para que cuando retomemos la nuestra, nos alegremos de recuperarla.

@gantillano


CADA QUIEN TOME SU MÁSCARA




martes, 18 de febrero de 2020

LA CREATIVIDAD ES LA SALIDA




Los científicos lo tienen claro. Los niños nacen con un potencial creativo increíble que van perdiendo con los años. ¿Pero por qué algunas personas conservan esa capacidad? ¿Puede desarrollarse? ¿En qué parte del cerebro está la chispa de la genialidad? 
       
Steve Jobs creía que las mejores ideas surgen en el cuarto de baño y en la cafetería, charlando con los colegas. Introspección e interconexión: dos ingrendientes de la creatividad. Cuando se fue de Apple y fundó los estudios de animación Pixar, su preocupación no eran las películas, sino obligar al mayor número de empleados a que compartiesen los momentos de mayor intimidad y la franja más relajada de la jornada de trabajo (la hora de comer). Estaba seguro de que la chispa de la genialidad surgiría entonces, no en los despachos.

Así que rediseñó los planos de los estudios, que en un principio eran tres oficinas separadas: informáticos, animadores y directivos. Volvió loco al arquitecto hasta que consiguió lo que quería: un solo edificio con un gran atrio central. Allí ubicó una gran cafetería y los únicos aseos. La interacción del grupo estaba asegurada. «Las mejores reuniones ocurren por casualidad, en el vestíbulo, en el aparcamiento o mientras te lavas las manos», decía. Resultado: Toy story y otros 11 taquillazos, con una media de recaudación de 500 millones de euros.

Seamos igual de ambiciosos que Steve Jobs... o incluso más. Intentemos cambiar el mundo. Puede que no lo consigamos, pero quizá unas gotas de creatividad nos ayuden poco a poco a salir de la crisis o por lo menos a conseguir un empleo o a conservar el que tenemos.

Pero la creatividad no es solo artística, sino que se puede aplicar a las matemáticas, la biología, la antropología, la genética, la filosofía, la medicina, la física, la cocina.

Se trata de aplicar habilidades propias de los artistas a los procesos productivos. ¿Cuáles son esas habilidades? ¿Y cómo podemos fomentarlas? La creatividad es la cualidad de liderazgo más importante del futuro. Gente audaz para poner en práctica estrategias novedosas, incluso disparatadas, y que se sienta cómoda en la incertidumbre. En resumidas cuentas, que tenga valor para lanzarse a la piscina sin saber si tiene agua.

Pero ese salto de fe necesita un entorno favorable que, a veces, es insospechado. Un espacio físico que espoleó la inventiva de sus moradores de manera similar a los estudios Pixar es el Edificio 20 del Instituto Tecnológico de Massachusetts. «Es un lugar horrible para trabajar, con un sistema de calefacción defectuoso y con las paredes contaminadas de amianto -cuenta Jonah Lehrer en su libro Imagine: how creativity works (Houghton Mifflin, 2012)-. Es un edificio que tuvieron que compartir desde los años cincuenta lingüistas e ingenieros informáticos. Dos clases de científicos que entonces no tenían nada en común. Pero gracias a esta convivencia forzada surgió una nueva rama del saber: la inteligencia artificial. Obligar a la gente a que salga de su zona de bienestar e interactúe con personas de otros ámbitos es mucho más importante que disponer de la mejor tecnología».

La fricción es lo que hace saltar la chispa. El físico teórico Geoffrey West sostiene que la productividad per cápita y la riqueza aumentan en los espacios urbanos por esa colisión de mentes y de ideas, es decir, por la mera proximidad de las personas. Cifra ese incremento en un 15 por ciento por cada medio millón de habitantes. Internet multiplica esas condiciones de sobrecarga intelectual. «En lugar de compartir solo vínculos con nuestra red social o comentar los blogs de nuestros amigos, tiene mucho más potencial creativo interactuar con extraños y con propuestas que nos son ajenas o que provienen de disciplinas con las que no estamos familiarizados», añade Lehrer.

Con frecuencia, el acto de crear no es más que la recombinación de viejas ideas o bien una transposición de un campo a otro. En cierto modo todo está inventado, pero todo se puede reinventar. Los hermanos Wright aplicaron sus conocimientos en la fabricación de bicicletas a la aeronáutica; de hecho, su primer avión no era otra cosa que una bicicleta con alas. Y Larry Page y Sergey Brin desarrollaron el algoritmo de búsqueda de Google utilizando un método parecido al que se usa para clasificar artículos académicos.

Un estudio sobre dos millones de patentes registradas en los últimos 50 años demuestra que el trabajo en equipo se ha incrementado un 20 por ciento cada década en todas las ciencias. «Las ideas que cambiaron nuestra forma de pensar en la primera mitad del siglo XX eran producto de genios solitarios, como Einstein. Pero ahora las innovaciones provienen de equipos multidisciplinares reflexiona Lehrer. El secreto es mezclar a la gente y conectar cosas que en apariencia no tienen nada que ver. Normalmente, alguien de fuera ve más porque sabe menos. Por ejemplo, los químicos son excelentes resolviendo problemas de biología molecular. Comparten una base de conocimiento con los biólogos que les permite entender los desafíos, pero no saben tanto como para caer en las mismas trampas y quedar bloqueados». 

Desaprender es tan importante como aprender... y desconectar tanto como conectar. Carl Honoré es pionero del movimiento slow. «La lentitud no es mala. Es sinónimo de calidad. No por estar más horas en la oficina se es más productivo. Después de un descanso, la mente se oxigena y se es más creativo».Dar un paso atrás y mirar las cosas desde un punto de vista ligeramente diferente también ayuda. Es lo que se conoce como 'pensamiento divergente'. «Por este motivo, viajar libera la imaginación y por eso también los jóvenes, que no han aprendido aún todas las reglas, son con frecuencia más creativos que los mayores», afirma Lehrer.«El problema es que el sistema educativo está anclado en el siglo XIX y ahoga la creatividad. Algo hacemos mal si nuestros hijos entran en la escuela queriendo ser astronautas y salen queriendo ser funcionarios opina el pedagogo Richard Huguet. La educación no tiene en cuenta lo que quiere la demanda, que son los alumnos. ¿Se imaginan una empresa que nunca se haya detenido a preguntar a sus clientes si les gusta lo que ofrecen? Quebraría». Y explica que compañías como Hewlett-Packard ya no buscan al ingeniero con mejores notas, sino a aquel que sepa hablar con el cliente, trabaje en equipo, comparta y aprenda rápido.

La creatividad está asociada al lado derecho del cerebro: es el que se deja llevar por sentimientos, intuiciones, riesgo... Mientras que el lado izquierdo controla la lógica, el lenguaje y las matemáticas. Las asignaturas que tienen mayor relevancia en la enseñanza actual provienen de la revolución industrial y están asociadas al lado izquierdo, mientras que el arte, la música o la educación física siguen siendo las marías. Pero en este mundo líquido, en palabras del sociólogo Zygmunt Bauman, en el que nuestras identidades son cada vez más flexibles, donde se cambia de empleo o de país cada vez con más frecuencia, es fundamental una inteligencia fluida. Si el lado izquierdo nos proporciona el hardware, el software está en el derecho. Es el que nos permite resolver problemas en situaciones donde no hay precedentes a los que agarrarse, donde no existe salida.



@gantillano


lunes, 17 de febrero de 2020

MUY CIERTO SEÑOR DUMAS



SI LO DICE EL TOCAYO...



MERCURIO RETROGRADO (16/02/2020-09/03/2020)




A partir de ayer 16/2/2020, a las 8:55 p.m, hora legal de Venezuela, hasta el día 9/3/2020, a las 11:50 p.m. el planeta Mercurio estará retrógrado. Comenzará su retrogradación a 12° del signo de Piscis, culminándola a 28° del signo de Acuario; es decir, transitará dos signos: uno de elemento agua (Piscis), compuesto por las cualidades primitivas: frío + húmedo, finalizando en un signo de aire (Acuario), conformado por las cualidades primitivas: cálido + húmedo. Obviamente, éste retroceso influye a todos los signos zodiacales, pero especialmente a: Géminis, Virgo, Acuario y Piscis. Los dos primeros porque son hijos del planeta mensajero de los dioses del Olimpo, dioses de la mitología greco - romana; los dos últimos, debido a que se encuentran en su recorrido. Para aquellas personas que en su esquema natal tienen Mercurio retrógrado, éste tránsito  podrán manejarlo con mayor sutileza, pues, está en su psique, en su ser interior. Los demás hijos de Dios, que debemos hacer. Sugerencias: Evitar las discusiones banales, especialmente con sus seres queridos. Piensen las cosas antes de decirlas,  mediténlas varias veces; los demás entenderán sus palabras al revés, en sentido contrario. Estudiar todo lo que se nos antoje. Tratar en lo posible de no realizar actos de comercios como: compra/ venta de vehículos, inmuebles, joyas, prendas; las transacciones financieras funcionarán  de manera lenta y complejas.  Evitar transitar lugares  sólos y aislados. Prudencia al conducir, y al  disfrutar de los ríos y mares, pues Mercurio recorrerá un signo de agua. Desconectar los aparatos electrodomésticos que no utilizamos.  Alerta con robos, hurtos de celulares, tablet. Precaución con fuentes de energías como eléctricas, electrónicas, y telecomunicaciones.  Cautela a la hora de realizar viajes  dentro, como fuera del país. Cuidado con los virus electrónicos. Pero sobre todo,  confíen en su intuición. Dios los bendiga siempre. Nam Myojo Rengue Kyo.



Javier Madrid

Antopologo y astrólogo venezolano con más de 30 años de experiencia profesional.

Para consultas personales: javierhilariomadridrujano@gmail.com

CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE



ESTA SEMANA



sábado, 15 de febrero de 2020

LOS MUERTOS VAN DE PRISA





«Los muertos van de prisa»,
el poeta lo ha dicho;
van tan de prisa, que sus sombras pálidas
se pierden del olvido en los abismos
con mayor rapidez que la centella
se pierde en los espacios infinitos.
«Los muertos van de prisa»; mas yo creo
que aun mucho más de prisa van los vivos.
¡Los vivos!, que con ansia abrasadora,
cuando apenas vivieron
un instante de gloria, un solo día
de júbilo, y mucho antes de haber muerto,
unos a otros sin piedad se entierran
para heredarse presto.


Rosalia de Castro

VOLUNTAD DE VIVIR MANIFESTÁNDOSE




Voluntad de vivir manifestándose

Ahora me comen.
Ahora siento cómo suben y me tiran de las uñas.
Oigo su roer llegarme hasta los testículos.
Tierra, me echan tierra.
Bailan, bailan sobre este montón de tierra
Y piedra
Que me cubre.
Me aplastan y vituperan
Repitiendo no dé qué aberrante resolución que me atañe.
Me han sepultado.
Han danzado sobre mí.
Han apisonado bien el suelo.
Se han ido, se han ido dejándome bien muerto y enterrado.
Este es mi momento.


No es el muerto quien provoca el estupor

No es el muerto quien provoca el estupor
es la sorpresa de ver como olvidamos
su propia muerte, nuestro gran dolor.
Queda el muerto, nosotros nos marchamos.
No es el muerto, no, quien se retira.
Somos nosotros que vamos discutiendo,
sobre el cadáver que mudo nos mira,
la posibilidad de seguir sobreviviendo.
Cuando en la memoria al muerto divisamos
(juegos del tiempo, macabro escanciador)
no es pues al muerto a quien estamos viendo:
Somos nosotros que tétricos quedamos
al ver como miramos sin horror
al que en el gran horror se va pudriendo.

(La Habana, 1970)


Introducción del símbolo de la fe 

Sé que más allá de la muerte
está la muerte,
sé que más acá de la vida
está la estafa.
Sé que no existe el consuelo
que no existe
la anhelada tierra de mis sueños
ni la desgarrada visión de nuestros héroes.
Pero
te seguimos buscando, patria,
en las traiciones del recién llegado
y en las mentiras del primer cronista.
Sé que no existe el refugio del abrazo
y que Dios es un estruendo de hojalata.
Pero
te seguimos buscando, patria,
en las amenazas del nuevo impostor
y en las palmas que revientan buldoceadas.
Sé que no existe la visión
del que siempre parece entre las llamas
que no existe la tierra presentida.
Pero
te seguimos buscando, tierra,
en el roer incesante de las aguas,
en el reventar de mangos y mameyes,
en el tecleteo de las estaciones
y en la confusión de todos los gritos.
Sé que no existe la zona del descanso
que faltan alimentos para el sueño,
que no hay puertas en medio del espanto
Pero
te seguimos, buscando, puerta,
en las costas usurpadas de metralla,
en la caligrafía de los delincuentes,
en el insustancial delirio de una conga.

que hay un enorme torrente de ofensas aun guardadas
y arsenales de armas estratégicas,
que hay palabras malditas, que hay presiones
y que en ningún sitio está el árbol que no existe.
Pero
te seguimos buscando, árbol,
en las madrugadas de cola para el pan
y en las noches de colas para el sueño.
Te seguimos buscando, sueño,
en las contradicciones de la historia
en los silbidos de las perseguidoras
y en las paredes atestadas de blasfemias.

que no hallaremos tiempo
que no hay tiempo ya para gritar,
que nos falta la memoria,
que olvidamos el poema, que, aturdidos,
acudimos a la última llamada
(El agua, la cola del cigarro).
Pero
te seguimos buscando, tiempo,
en nuestro obligatorio concurrir a mítines,
funerales y triunfos oficiales,
y en las interminables jornadas en el campo.
Te seguimos buscando, palabra,
por sobre las charlas de las cacatúas
y el que vendió su voz por un paseo,
por sobre el cobarde que reconoce el llanto
pero tiene familias… y horas de recreo.
Te seguimos trabajando, poema,
por sobre la histeria de las multitudes
y tras la consigna de los altavoces,
más allá del ficticio esplendor y las promesas.
Que es ridículo invocar la dicha
que no existe ‘la tierra tan deseada’
que no hallaran calma nuestras furias.
Todo eso lo sé.
Pero te seguimos buscando, dicha,
en la memoria de un gran latigazo
y tras el escozor de la última patada.
Te seguimos buscando, tierra,
en el fatigado ademan de nuestros padres
y en el obligatorio trotar de nuestras piernas.
Te seguimos buscando, calma,
en el infinito gravitar de nuestras furias
en el sitio donde confluyen nuestros huesos
en los mosquitos que comparten nuestros cuerpos
en el acoso por sueños y aceras
en el aullido del mar
en el sabor que perdieron los helados
en el olor del galán de noche
en la idea convertida en interjecciones ahogadas
en las noches de abstinencia
en la lujuria elemental
en el hambre de ayer que hoy hambrientos condenamos
en la pasada humillación que hoy humillados denunciamos.
En la censura de ayer que hoy amordazados señalamos
en el día que estalla
en los épicos suicidios
en el timo colectivo
en el chantaje internacional
en el pueril aplauso de las multitudes
en el reventar de cuerpos contra el muro
en las mañanas ametralladas
en la perenne infamia
en el impublicable ademan de los adolescentes
en nuestra voracidad impostergable
en el insolente estruendo de la primavera
en la ausencia de dios
en la soledad perpetua
y en el desesperado rodar hacia la muerte
Te seguimos buscando
te seguimos
te seguimos.

Central ‘Manuel Sanguily’, Consolación del Norte, Pinar del Rio.
Mayo de 1970.







Reinaldo Arenas (Holguín, 1943 – Nueva York, 1990). Novelista y poeta cubano. Su vida y su obra están marcadas por la insurrección castrista desde 1958. A pesar de haber participado en algunas de las políticas gubernamentales de Fidel Castro, en 1960 fue víctima de las medidas del gobierno en contra de los homosexuales. Fue encarcelado en la prisión de El Morro.En 1980, por una amnistía gubernamental, se exilió a Miami y posteriormente a Nueva York, ciudad en la que continuó escribiendo, hasta que, enfermo de sida, decidió suicidarse en 1990.

LA ZONA TÓRRIDA





La zona tórrida

debí nacer burgués
para amar a los pobres de la tierra
debí dormir arrullado por la voz
de una nodriza redonda
debí nacer en París

para encontrar poesía en todas partes
y confundir con deseo la mirada curiosa
del aprendiz de asesino
para pensar que la batalla que cada noche
retumba en mis oídos
se libra en nombre de alguna causa digna
y mirar las luces en el cerro
maravillado

que otros canten la grandeza indómita
de ser pobre y bueno
yo sé la violencia que cabe en dos días
perrea mami perrea

mi infancia huele a borracho
a morcilla sancochada en las aceras
el vecino embiste contra la mujer
a ella le gusta la gasolina
avienta desperdicios por la ventana
sube el volumen a la radio
cómo le encanta la gasolina
sube el volumen al televisor
y cada sábado es sen-sa-cional

en el barrio todos los días hay fiesta
todos los días hay muerto
todos los días alguien se orina sobre la belleza
que anda sarnosa dando lástima
perreando.


 Alejandro Castro
 “El Lejano Oeste”/Bid & Co, 2013.






TIEMPOS DIFÍCILES



EN MEDIO DEL ODIO



viernes, 14 de febrero de 2020

PARA TERMINAR EL DÍA



A MIS AMIGOS



FELIZ DÍA





14 DE FEBRERO, DÍA DE SAN VALENTÍN




Existen varias teorías sobre la historia del Día de San Valentín. Algunos afirman que los orígenes se encuentran en San Valentín, un romano que se convirtió en mártir por negarse a renunciar a su fe cristiana, y por intentar ayudar a escapar a los cristianos de las cárceles de los romanos, y que murió el día 14 de febrero, 269 A.D.

Según otros relatos históricos, San Valentín habría servido como cura en el templo durante el reino de Claudio II cuando el Emperador decretó que los hombres jóvenes debían todos ser soldados, y prohibió el matrimonio. Valentín inconforme con el decreto, siguió dirigiendo el rito de matrimonio para parejas jóvenes en secreto hasta que fue descubierto por el emperador, quién lo encarcelaría por el desafío.

El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados (de ahí se ha popularizado que San Valentín sea el patrón de los enamorados). El emperador Claudio II se enteró y como san Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó al palacio. San Valentín aprovechó aquella ocasión para hacer proselitismo del cristianismo. Aunque en un principio Claudio II mostró interés, el ejército y el gobernador de Roma, llamado Calpurnio, lo persuadieron para quitárselo de la cabeza.

El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarlo, quiso ridiculizar y poner a prueba a Valentín. Lo retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y, según la leyenda, en nombre del Señor, le devolvió la vista.

Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.

Según la leyenda, San Valentín dejó una carta de despedida a la hija del carcelero de quien se había enamorado durante su encarcelamiento, y esta carta sería la primera carta de amor de San Valentín. Dejó al final de la misma su firma "De su Valentín", firma que se convertiría en popular para las parejas que se envían tarjetas con frases de san Valentín.

En el año 496 A.D., el Papa Gelasio decidió que el día 14 de febrero sería el día en el que se honraría a San Valentín.

Hacia 1842 una artista y empresaria llamada Esther A. Howland comenzó a vender las primeras tarjetas postales masivas de san Valentín, conocidas como «valentines», con símbolos como la forma del corazón o de Cupido. También en este día es común la tradición de regalar rosas a aquellas personas a las que se tiene un afecto especial.

En los países nórdicos la fecha del Día de los enamorados coincide con la fecha en la que se emparejan y aparean los pájaros en esa zona y por este motivo se ve como un símbolo de amor y creación.

En algunos países como América Latina se considera el día del amor y la amistad.

En Verona la ciudad de Romeo y Julieta cada celebración de San Valentín se premia la carta más hermosa de las cartas que la gente envía a Julieta. Cada año reciben unas 8.000 cartas dirigidas al personaje creado por Shakespeare y todas son contestadas por el Club de Julieta un club formado por voluntarios que responden a las misivas enviadas.

En Japón el día de San Valentín la costumbre dicta que las mujeres regalen chocolates a los hombres, no sólo al amado sino a compañeros de trabajo, amigos, familiares...Los hombres deben corresponder al detalle un mes más tarde en el día conocido como Día Blanco y el regalo de vuelta debe tener más valor que el recibido.

Muchos piensan que San Valentín se celebra desde hace poco tiempo y que surgió por el interés de los grandes centros comerciales, pero la verdad es que su origen se remonta a la época del Imperio Romano. En tiempos modernos el Día de San Valentín se fue convirtiendo en una celebración muy popular especialmente en los países anglosajones expandiéndose a otros lugares a partir del siglo XX.

Hoy día el 14 de febrero no es solamente una fecha en que se celebra el onomástico de San Valentín patrono de los enamorados, sino también en el día en que las parejas y amigos intercambian mensajes de amor, cariño y amistad.