"Bienaventurados los que trabajan por la paz"
Nuestro mundo está dividido en grandes y pequeños hechos de
todo tipo. Guerras, violencia terrorista, económica, social.
El poder puesto al servicio del egoísmo y la supremacía crea
barreras insalvables para el diálogo y la solidaridad.
Esto también pasa en las familias, en el corazón mismo del
hombre, de cada uno de nosotros.
Trabajar por el valor de la paz implica: Asumir el desafío
del diálogo, Aceptar al otro, No ponerse
en primer lugar, ni poner en primer lugar lo que es generador de
violencia, Aprender a resolver
pacíficamente los conflictos.
La paz, no significa solo la ausencia de conflicto, implica
el vivir de tal modo que los conflictos puedan ser superados en el marco de la
convivencia fraterna y respetuosa.
La paz es un espacio de encuentro y un tiempo de relaciones
humanas gozosas. Ni es solo ausencia de guerra, ni significa ausencia de
conflictos. Convivir en tolerancia y armonía puede suponer un conflicto
continuo, pero es positivo en el sentido que es una derrota continuada de la
violencia. Las relaciones humanas son siempre conflictivas y la superación
pacífica y positiva de estas situaciones es precisamente la forma de
convivencia armónica de las distintas culturas, pueblos, religiones, sexos,
razas y demás diferencias que puedan servir de excusa para la división, el
antagonismo, el odio o la incomprensión.
Manuel Méndez y Pilar Llanderas
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