Hoy cumplen 70 años del Principito, ya no es un niño, bueno
nunca fue un niño real, lo que no quiere
decir que si existió…. Perdón, corrijo… que si existe, escondido en alguna parte.
Realmente tal día como hoy en 1943, se publica por primera
vez El Principito. Este libro considerado erróneamente por muchos, como lectura
para niños, es en realidad una sencillo
y a su vez complejo registro de como el
ser humano enfrenta su vida.
Para algunos puede ser exagerado, pero para mí es uno de los mejores libros de filosofía.
El libro comprende una serie de metáforas que deben ser
interpretadas para entender plenamente el significado de la obra, lo cual no excluye
que una misma imagen sea interpretada por distintas personas de formas
diferentes. Cada opinión es una verdad, desde su punto de vista, no habiendo
una única forma de ver e interpretar las «insinuaciones» que hace el autor, ni
nadie que pueda decir qué es lo correcto o cómo se tiene que interpretar tal o
cual cosa.
La historia comienza con una crítica sarcástica a las cosas
importantes de la vida y a los adultos, a cómo se condiciona a los niños y se
los conduce por el camino «correcto». Una de las frases que ejemplifican esta
crítica es: «La geografía, en efecto, me ha servido de mucho; a primera vista
podría distinguir perfectamente la China de Arizona. Esto es muy útil, sobre
todo si se pierde uno durante la noche».
Estas críticas a las cosas «importantes» y al mundo de los
adultos van salpicando el libro a lo largo de la narración.
Quien no recuerda esa hermosa imagen de la prueba del dibujo,
la prueba de la comprensión, donde el Principito concluye que los adultos son
serios e Incapaces de entender nada por si solos, por lo que resulta a los niños muy fatigoso
tener que darles explicaciones de las cosas más sencillas.
Hoy les invito a leer
nuevamente estas maravillosas líneas y a tratar de ser menos serios, más
sencillos y a descubrir el Principito, que yo se vive en nosotros.
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