martes, 28 de julio de 2015

PERO ¡YA!



VACACIONES ¡YA!



EL PRINCIPITO LIBERADO




Pionero de la aviación, autor de bestsellers e ídolo romántico, Antoine de Saint-Exupéry gozó en vida de una fama sólo superada por su celebridad póstuma. Su misteriosa desaparición aquel 31 de julio de 1944, durante un vuelo de reconocimiento sobre la Francia ocupada, y el posterior éxito mundial de El principito, hicieron de él un mito que desde entonces ha subyugado a los franceses, quienes lo consideran un “santo”.

 Es su obra, El Principito, la que ha logrado que niños y adultos se sientan identificados con la historia que en cada una de sus páginas recuerda que todo adulto fue alguna vez un niño, que las rosas y las estrellas llegan a nuestra vida para transformarla, y que lo esencial es invisible a los ojos.

 Uno de los libros más leídos y vendidos alrededor del mundo es hoy de dominio público, lo que demostró que cientos de personas se han inspirado en este mítico personaje para crear nuevas historias. A partir del 1 de enero de 2015, cuando se cumplieron 70 años de la muerte de Antoine de Saint- Exupéry, los derechos de El Principito se liberaron y su propiedad intelectual pasó a ser Patrimonio de la Humanidad, así que algunos ilustradores demostraron que todos tenemos al Principito en la cabeza y decidieron hacer su propia versión.

Esta es una galería con “los otros Principitos”, ilustraciones que dan una nueva imagen al personaje original con toques de color y elementos añadidos:



El Principito de Einauz


El Principito de  Jamsan


El Principito de Israel Barrón



El Principito de Blue


El Principito de  Annie Carbo


El Principito de  Speth Maclean


El Principito de Pokita


El Principito de Kim Minji



































El Principito de  Nuri Kely

El Principito de Nika Goltz


El Principito de Lynn Paske


El Principito de Hsiao-Chi Chang


El Principito de Salvador Núñez






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lunes, 27 de julio de 2015

LA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL



SENTIMIENTO VENEZOLANO




Soy Venezuela


Cierta ilusión atrapada en la prisión del recuerdo hoy pidió hacer la llamada regular de los internos. Se comunicó conmigo, me habló del hacinamiento, de un espacio reducido para muchos sentimientos. -¡La libertad está encerrada!- me dijo, -le pusieron un seudónimo, cayó presa la esperanza y quedó libre su antónimo. Está en juicio el optimismo, ojalá que gane el caso, lo acusan de terrorismo, si pierde sería un fracaso. Otro más para la celda, y aún no te he nombrado a todos. La confianza duerme al lado de mi cama y me incomodo porque ella y la valentía están controlando el sitio. El respeto es bipolar, sufre de bajón de litio. La empatía es desordenada como nuestra economía, de ella no soy muy amigo, al menos no todavía. Ser otro reo del recuerdo para nadie es buena vida, pero yo sigo luchando para ganar la salida. No es fácil ser confinado siendo un total inocente, de un crimen raro acusado, tratado como demente, pero óyeme bien, hermano, yo siempre he sido quien soy, por ahora derrotado pero cuando haya escapado, mi hogar será el porvenir. No me pueden reprimir porque yo soy la ilusión. 



 Miguel Ignacio Mendoza (Nacho)
@nacholacriatura

sábado, 25 de julio de 2015

I LOVE CARACAS






NUESTRA SEÑORA DE CARACAS



Nuestra Señora de Caracas
Esta es la imagen a la que se refiere don Aristides Rojas,
que estuvo colocada en la esquina de la Catedral Metropolitana
y luego trasladada al Museo.
Colección de la Galería de Arte Nacional


Cuando Arístides Rojas escribió sus Leyendas Históricas de Venezuela y la Crónica de Caracas, lo hacía para un público conocedor; las familias de Caracas eran las mismas que las del siglo XVIII y los padres y abuelos de sus lectores habían vivido la Guerra de Independencia. Lo que hizo Rojas fue darle una base documental a las historias conocidas. Su trabajo es producto de la investigación histórica y no copia de viejas consejas familiares. Los escribidores de viejas crónicas del siglo XX escribían para forasteros recién llegados a Caracas, sea del interior de la República o desde Europa y América Latina.

Ahora, de la Leyendas Históricas de Venezuela (OCI, Caracas, 1972), tomo la explicación que nos da Arístides Rojas del cuadro de Nuestra Señora de Caracas que ilustra este artículo y al final presento otra versión de la advocación creada por el Obispo Diego Antonio Diez Madroñero para dotar a Caracas de una patrona.


“Creada la Virgen ¿cómo figuraría en el lienzo o en la escultura, para que fuese reverenciada de los fieles y reconocida de las generaciones? Desde luego era necesario que descollaran al lado de la Virgen algunos de los patronos venerados en la ciudad, y que aquélla sintetizara a Caracas en sus diversas épocas. ¿Cómo hacer esto? Opinaban unos por colocar en el retablo que representara a Nuestra Señora, a San Sebastián, a San Mauricio, a San Pablo y a San Jorge, como primitivos abogados de Caracas en sus primeras necesidades; opinaban otros por darle cabida solamente a las santas y sabios doctores de la Iglesia. En esta situación estaban las cosas, cuando el Obispo invita a los devotos y devotas de Caracas, y presentándoles la cuestión en la sala de su palacio, les obliga a escoger el cortejo que debía acompañar a la Virgen bajo la nueva advocación de Nuestra Señora Mariana de Caracas. Debían figurar en el cuadro la ciudad de Caracas, el escudo de armas concedido por Felipe II y reformado por Carlos III, y los patronos y patronas que en diversas épocas la habían favorecido.
Después de una discreta y prolongada discusión, hubieron de triunfar al fin las mujeres sobre los hombres, haciendo que el Obispo aceptara, entre los cuatro personajes que debían acompañar a la Virgen, a tres santas de las protectoras de Caracas, y el asunto del retablo quedó decretado de la siguiente manera: arriba, en las nubes,, descollaría la Virgen coronada por dos ángeles; a la derecha de María, Santa Ana, su madre, patrona de la Metropolitana de Caracas; y después el Apóstol Santiago, patrono de la ciudad. A la izquierda de la Virgen, estarían Santa Rosa de Lima y Santa Rosalía; la primera, como representante de los estudios eclesiásticos, al fundarse, bajo su advocación, el Seminario de Santa Rosa en 1673; y la segunda, como abogada contra la peste, por haber salvado de ella a la capital en 1696. En derredor de este grupo se colocarían los ángeles de la corte celestial que celebran a María, debiendo llevar en las manos cintas en que estuvieran los diversos versículos de las letanías. Y para para representar a la antigua Caracas, en medio de los ángeles debía aparecer un querubín que presentase a la Reina de los Cielos el escudo de armas concedido por Felipe II a la Caracas de 1591.Consistía éste, como hemos dicho alguna vez, en un a venera que sostenía un león rampante coronado, en la cual figuraba la cruz de Santiago.
Arriba de todas la figuras colocaría el lema que dice: Ave María Santísima, para recordar la concesión hecha por Carlos III a la ciudad en 1763, mientras que abajo estaría Caracas con la fisonomía que ostentaba en esta época.
Diversos pintores dieron a luz sus obras, y fueron aceptadas. El primer retablo, cuyo destino ignoramos, estuvo en la capilla de la Caridad, contigua al derribado templo de San Pablo. El segundo fue colocado en la esquina de la Metropolitana, y está hoy en el Museo”


Luego del fallecimiento del Obispo Diego Diez Madroñero (1769), la devoción por Nuestra Señora de Caracas se fue debilitando. Su sucesor, Mariano Martí, trató de revivirla sin ningún éxito, y poco a poco se fue desvaneciendo. Los cuadros permanecieron en donde habían sido colocados hasta la persecución religiosa desatada por Antonio Guzmán Blanco. Como apunta Arístides Rojas, la que estaba expuesta en la esquina de la Metropolitana (esquina de La Torre) pasó al Museo Nacional y hoy puede ser admirada en la Galería de Arte Nacional, en la Av. México.

LA OTRA VERSIÓN

Hay otra pintura que perteneció al Ayuntamiento y que aún existe, pero, luego de siglos de abandono y descuido, permaneció roída de alimañas hasta que en 1953 fue repintado burdamente, al gusto de de los perezjimenistas, que no apreciaban el arte colonial. Hoy se puede ver en el Concejo del Municipio Libertador (esquina de Las Monjas, Caracas).

¿Qué observamos en el cuadro, además de la simbología religiosa? Pues la ciudad de Caracas como lucía en la segunda mitad del siglo XVIII, vista desde el oeste. Al centro, está la Plaza Mayor con las canastillas para el mercado construidas por órdenes del gobernador Ricardos; al frente, la Catedral con su torre bien alta. Frente a la plaza, a la derecha del espectador, se ve la cuadra donde estaban el palacio del obispo (hoy Palacio Arzobispal) y en la esquina, con una pequeña cúpula, la Universidad. Al fondo, la torre pertenecía a la Iglesia de la Candelaria y la que está cerca de la Catedral correspondía a la de San Mauricio (hoy Santa Capilla).





Nuestra Señora de Caracas. Óleo sobre tela pegada a tabla.
Escuela de los Landaeta. Circa 1775
Colección Fundación John Boulton, Caracas


Aquí vemos a Nuestra Señora de Caracas, sin la corte de patronos, pero con un significado más interesante: María está acompañada del Padre Eterno y por detrás de las nubes hay una escala al cielo. En la cinta que pende de la cruz de seis brazos se lee: Consolatrix caracensis. No aparece el escudo de Caracas, pero la ciudad se aprecia de norte a sur, sin mucha nitidez en la representación de la edificaciones, podemos ver al centro la Catedral; hacia el fondo una torre que corresponde a la Ermita de San Pablo; a la extrema derecha el cerro El Calvario con su capilla. En primer plano la Iglesia de Altagracia, y entre ésta y la torre de la catedral, se ve la de san Mauricio. Hacia la izquierda está la torre de la Iglesia de la Candelaria. Este cuadro se puede apreciar en el Museo  de la Fundación John Boulton al lado del Panteón Nacional, donde también se aloja la colección de antigüedades de Aristides Rojas.








Fuente: http://lecturas-yantares-placeres.blogspot.com/2012/07/nuestra-senora-de-caracas.html


CARACAS - HABLAN LAS PAREDES









































CARACAS - HABLAN LAS PAREDES

Serie fotográfica integrada por imágenes de grafitis ubicados en la ciudad de Caracas. Las fotos fueron realizadas entre los años 2012 y 2014.
Todas las fotos fueron tomadas o editadas con mi iPhone 4S y pertenecen a mi galería personal. Te invito a que veas y comentes aquí, o si te interesa me sigas en Instagram. 

SANTIAGO DE LEÓN DE CARACAS





Hoy  conmemoramos otro año de la fundación de nuestra querida y sufrida ciudad. Cuenta la historia que un 25 de Julio de 1567, el conquistador español, Diego De Lozada fundó la Ciudad de Santiago de León de Caracas- 448 años después de aquel acontecimiento… aquí estamos.







Antecedentes de la Fundación de Caracas


Los españoles descubrieron las costas venezolanas en el siglo XV, durante el año1498 y comenzaron con su colonización en estas regiones. Pero no fue sino hasta el siglo XVI, en 1558, que se aventuraron a expandir su colonización a otras áreas, haciéndose el primer intento en lo que hoy es conocido como la ciudad de Caracas.

Antes de la llegada de los españoles, el territorio donde hoy se encuentra la ciudad estaba habitado por indígenas de la etnias Arawak y Kariña. Estos al igual que otros aborígenes de Venezuela eran defensores de su libertad, de sus tradiciones y de sus costumbres familiares.

El nombre Caracas proviene de la tribu que habitaba uno de los valles costeros contiguos a la actual ciudad por el norte, el Valle de Los Caracas, topónimo aún vigente, que por ser indios conocidos y tratados por los españoles asentados en la isla perlífera de Cubagua en sus expediciones esclavistas a esas costas entre 1528 y 1540, se hizo palabra usual entre estos españoles del oriente del país como topónimo de referencia para toda la zona y con ello se generalizó el nombre a las tierras del área de Caracas.

 Los antecedentes de la fundación de Caracas se originan en el hato ganadero de San Francisco, que en 1560 estableciera el mestizo Francisco Fajardo (Hijo de Francisco de Fajardo, Teniente de Gobernador de Margarita, y de la cacica guaiquerí Isabel, nieta del cacique Charayma de la costa de Maya) en la provincia de Caracas. Dicha fundación se hizo a partir de otra población previa fundada en la costa de Caracas por el mismo Fajardo, y como consecuencia de sus intentos de poblar el valle de los Toromaimas o de San Francisco, para apoyar y defender la explotación de minas de oro descubiertas el año previo en el área cercana de Los Teques, donde habitaba el indómito cacique Guaicaipuro de estos indios Teques. Fajardo partió dos veces, en 1555 y 1558, desde Margarita, su isla natal, para fundar ciudades en Tierra Firme, usando su familiaridad y amistad con los indios que poblaban las costas nor-orientales y nor-centrales de Venezuela, y aprovechando la ventaja de dominar la lengua de los indios Caracas, sus parientes de la costa.

Cuando Juan Rodríguez Suárez llegaba al hato de San Francisco, la comarca estaba en guerra contra los invasores españoles, y a diario era atacado el hato con las consiguientes pérdidas de personas y animales. Con el objeto de fortalecer aquella instalación y utilizarla como base estratégica para la futura conquista del territorio, Rodríguez Suárez la convierte en Villa de San Francisco, nombra alcalde y regidores, y reparte tierras entre los soldados.

Dicha fundación de San Francisco no sobrevivió al ataque de los indios de las etnias Teques, Mariches, Toromaimas y otros de la provincia, confederados por el legendario cacique Guaicaipuro, que poblaban los valles centrales montañosos y costeros, quienes la queman a mediados de octubre de 1561. Por esto, Diego de Losada, conquistador español , siguiendo una Real Cédula emitida en 1563 (a raíz del despoblamiento de San Francisco) que ordenaba su reedificación, puebla el lugar en 1567, con el nombre de Santiago de León de Caracas.

La ciudad experimentaría un gran crecimiento dando oportunidades y riquezas convirtiéndose 10 años después de su fundación en cabeza de la provincia, ya que debido al clima y a su efectiva defensa montañosa contra corsarios y piratas, el gobernador Juan de Pimentel la hace su residencia, cuando llega a Venezuela desembarcando en Caraballeda, ciudad vecina en la costa, en 1576. Dicha residencia en Santiago de León implicó en la práctica el tercer cambio de la capital administrativa de la provincia de Venezuela, de Coro en la costa occidental del país (ciudad fundada en 1527) a El Tocuyo en 1545 y después a Caracas en 1578.

Desde entonces esta ciudad mantuvo la capitalidad de la provincia de Venezuela o de Caracas y a finales del siglo XVIII, con los cambios administrativos realizado por el Imperio Español lo sería de la Capitanía General de Venezuela, conformada por las Provincias de Nueva Andalucía (Cumaná), Provincia de Mérida-Maracaibo, Provincia de Trinidad, Provincia de Margarita, Provincia de Barinas, Provincia de Guayana y la propia Provincia de Caracas o de Venezuela.