DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA CORRUPCIÓN
Pareciera inútil que en estos tiempos donde ser honesto es una
dudosa condición, que estemos en Venezuela (imagino que en otros lugares también) pensando en celebrar de un día en contra de la corrupción, pero
leyendo algunos fragmentos la declaración de las Naciones Unidas entiendo que
nunca es tarde para recordar porque la corrupción es un cáncer que carcome y
destruye a nuestra sociedad.
“Preocupada
por la gravedad de los problemas y las amenazas que plantea la corrupción para
la estabilidad y seguridad de las sociedades al socavar las instituciones y los
valores de la democracia, la ética y la justicia y al comprometer el desarrollo
sostenible y el imperio de la ley.”
“Teniendo
presentes también los principios de debida gestión de los asuntos y los bienes
públicos, equidad, responsabilidad e igualdad ante la ley, así como la necesidad
de salvaguardar la integridad y fomentar una cultura de rechazo de la
corrupción”
Preámbulo
Convención de
las Naciones Unidas contra la Corrupción
El 31 de octubre de 2003, la Asamblea General aprobó la
Convención de las Naciones Unidas contra la corrupción, que entró en vigor en
diciembre de 2005, y pidió al Secretario General que designara a la Oficina de
las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) como la secretaría para
la Conferencia de los Estados Partes de la Convención 58/4 .
Para crear conciencia contra esta lacra y difundir el
valioso papel de la Convención a la hora de luchar contra ella y prevenirla, la
Asamblea también designó el 9 de diciembre como Día Internacional contra la
Corrupción.
La corrupción es un complejo fenómeno social, político y económico, que afecta a todos los países. Por ejemplo, socava las instituciones democráticas al distorsionar los procesos electorales, pervertir el imperio de la ley y crear atolladeros burocráticos, cuya única razón de ser es la de solicitar sobornos. También atrofia los cimientos del desarrollo económico, ya que desalienta la inversión extranjera directa mientras a las pequeñas empresas nacionales les resulta a menudo imposible superar los «gastos iniciales» requeridos por la corrupción.
Se sabe que en los países en los que se perciben altos
niveles de corrupción, el ingreso per cápita es menor; la distribución del
ingreso es más injusta; hay bajos niveles de inversión extranjera y nacional,
así como bajos niveles de crecimiento económico. El grado de desarrollo de un
país está relacionado negativamente con los niveles de percepción de la
corrupción, por lo que podemos decir que ésta es una de las características del
subdesarrollo.
La corrupción hace que se destinen recursos públicos a
proyectos en los que hay más probabilidades de obtener un beneficio personal,
mejor conocidos como "elefantes blancos", a costa de las prioridades
del desarrollo del municipio, del estado o del país. Estos
"paquidermos" no solamente alejan recursos de las necesidades reales
de inversión, sino que con el afán de lucro, sus promotores suelen transgredir
normas de seguridad y de protección al ambiente, causando pérdidas adicionales
para la sociedad y para el ecosistema.
El relajamiento en las normas jurídicas promueve la
corrupción, favorece el fraude, la evasión fiscal y el crecimiento de economías
informales. La corrupción también lastima a los sistemas de procuración e
impartición de justicia y reduce en general la calidad de los servicios
públicos. La corrupción no solamente genera más corrupción, sino que promueve
la impunidad y limita la capacidad de los gobiernos para combatirla, creando un
círculo vicioso que de no detenerse, puede crecer y volverse incontrolable.
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