La crisis institucional en que nos encontramos inmersos ha dejado al descubierto la falta de valores y principios que evidencian quienes pretenden dirigirnos. Las carencias estratégicas han salido a flote. El primitivismo, lo superfluo, lo irracional y el oportunismo guían nuestros pasos.
El transitar por este campo minado en que hoy han convertido a las instituciones es cada vez más difícil, pero en esta guerra no todo esta perdido, tenemos en nuestro poder un arma poderosa, frente a la que los enemigos no tienen defensa: la ética.
En estos tiempos difíciles, de confusión es imperativo rescatar del estado de letargo en que ha permanecido durante varios años este concepto. Quitémosle el polvo, las telarañas y traigámoslo nuevamente a nuestras vidas.
Hay que mirar el lado bueno de todas las cosas, incluso de la crisis, que ha brindado la oportunidad de replantearnos los valores humanos dentro de la sociedad.
¿Está reñida la ética con los tiempos actuales? ¿Cómo retomar los valores en la gestión y el liderazgo?
Hoy Tenemos ante nosotros un gran reto, impulsar la renovación de la ética en la función directiva, recuperar los valores del líder y desarrollar la gestión. Es imprescindible para salir de la crisis.
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