El SILENCIO caminaba un día, sin hacer el menor ruido, recorriendo el Alma Humana, hasta que tropezó con el OLVIDO, que no recordaba estar atravesado, en la vida del sediento y en la memoria del aguador. No recordaba el OLVIDO el lenguaje para comunicarle al SILENCIO, el porqué de su ceguera al tropezarlo, de todos modos el SILENCIO no le hubiera respondido, no obstante se quedó mirándole, sin palabras. Y así echaron ambos a andar, sin hacer ruido, sin recordar hacia donde, llevándose por el medio en su nefasto peregrinaje a la dulce ALEGRÍA, demoliendo los cimientos de la inquebrantable FÉ, erosionando con un estruendo inaudible a la crédula CONFIANZA, dejando no más a la ambigua CONSTANCIA, que se les unió para aportar continuidad a su eterna marcha. | Silencio y Olvido; Dos Asesinos, dos depredadores sin colmillos, que pacientes se sientan a interpretar tonadas amargas, dolorosas, aciagas, sombrías, densas como el fango, inescrutables, a la espera de arrancar de una mordida firme, ilusiones, sueños y vida palpitantes.
Fábula Marroquí
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