domingo, 22 de diciembre de 2019

CREDO UCVISTA - Laureano Márquez




Creo en la U.C.V.,
 Creadora de ciencia y
 de cultura, la de Vargas,
 la del hombre justo
 y bueno que sueña
 un país decente.

Creo en su biblioteca,
 bañada por las luces
 multicolores del pensamiento,
 en su Aula Magna,
 acaso el recinto
 más hermoso y democrático
 de la cultura nacional
 y el único lugar
 donde puede oirse
 el silencio reflexivo
 de la multitud.

Creo en los sueños
 que dormitan tras
 las nubes de Calder;
 en la dignidad del alma
 ucevista y en los
 nombres olvidados
 de los que la hicieron
 y la hacen grande.

Creo en el poder ético
 de la docencia y la
 cultura, puesto que
 el hombre sabio sólo
 puede buscar el bien.

Creo en las señoras
 que mantienen viva
 la utopia frente al
 cafetin de ingeniería
 y en el mural
 de Aquiles y su
 muñeca de trapo.

En Alfredo Moreno,
 Mecenas de la lectura.

Creo en las fotocopiadoras,
 en la reproducción
 clandestina de libros
 y en las ediciones piratas.

Creo en el Comedor Universitario
 como el único mal negocio
 que se justifica.

Creo en la mística del
 investigador solitario,
 mal remunerado
 y peor valorado,
 en el estudiante que
 marcha con su veinte
 bajo el brazo.

Creo en la protesta pacífica
 como derecho irrenunciable
 y en la obligación moral
 que tiene la mayoria de
 oponerse a una minoría
 corrupta que ni la respeta
 ni la representa.

Creo en las pequeñas batallas
 y en la irreductible fuerza del
 bien, en la pluma de Earle
 Herrera y en el arte
 que se esconde por los
 rincones insospechados
 de la U.C.V.

Creo en el Orfeon Universitario,
 cuya sola existencia es
 suficiente para justificar
 la universidad.

Y por último, creo en la dicha
 que florece a la sombra de
 las horas azules del reloj,
 ya que allí descubrí
 el amor.

Laureano Márquez



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