Del 28 de Septiembre al 6 de Octubre
V: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
R: Amén.
R: Amén.
- Oración preparatoria
- Acto de Contrición
Jesús mi Señor y Redentor: Yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos ofendí a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar, y confío en que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas y me has de llevar a la vida eterna. Amén.
- Oración de cada día
Se recita el Santo Rosario meditando los misterios de dolor, con la intención de pedir por la paz y reconciliación en Venezuela.
V: Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
- Oración por Venezuela
Jesucristo, Señor Nuestro, acudimos a ti en esta hora
de tantas necesidades en nuestra patria.
Nos sentimos inquietos y esperanzados,
pedimos la fortaleza como don precioso de tu Espíritu.
de tantas necesidades en nuestra patria.
Nos sentimos inquietos y esperanzados,
pedimos la fortaleza como don precioso de tu Espíritu.
Anhelamos ser un pueblo identificado con el respeto
a la dignidad humana, la verdad, la libertad, la justicia
y el compromiso por el bien común.
a la dignidad humana, la verdad, la libertad, la justicia
y el compromiso por el bien común.
Como hijos de Dios,
danos la capacidad de construir la convivencia fraterna,
amando a todos sin excluir a nadie,
solidarizándonos con los pobres y trabajando
por la reconciliación y la paz.
danos la capacidad de construir la convivencia fraterna,
amando a todos sin excluir a nadie,
solidarizándonos con los pobres y trabajando
por la reconciliación y la paz.
Concédenos la sabiduría del diálogo y del encuentro,
para que juntos construyamos la "civilización del amor",
a través de una real participación y de una solidaridad fraterna.
Tú nos convocas como nación te decimos:
Aquí estamos, Señor,
junto a nuestra madre María de Coromoto,
para seguir el camino emprendido
y testimoniar la fe de un pueblo
que se abre a una nueva esperanza.
para que juntos construyamos la "civilización del amor",
a través de una real participación y de una solidaridad fraterna.
Tú nos convocas como nación te decimos:
Aquí estamos, Señor,
junto a nuestra madre María de Coromoto,
para seguir el camino emprendido
y testimoniar la fe de un pueblo
que se abre a una nueva esperanza.
Por eso todos juntos gritamos:
¡Venezuela! ¡Vive y camina con Jesucristo, Señor de la historia!
¡Venezuela! ¡Vive y camina con Jesucristo, Señor de la historia!
DIA PRIMERO (28 de Septiembre)
ACOGIDA AL MENSAJE DE SALVACIÓN DE JESUCRISTO
Monición: Oren con fe. La fe es ante todo una adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado. En cuanto adhesión personal a Dios y asentimiento a la verdad que Él ha revelado, la fe cristiana difiere de la fe en una persona humana. Es justo y bueno confiarse totalmente a Dios y creer absolutamente lo que Él dice. Para el cristiano, creer en Dios es inseparablemente creer en Aquel que él ha enviado, su "Hijo amado”, en quien ha puesto toda su complacencia” (cf. Mc 1,11). Dios nos ha dicho que le escuchemos (cf. Mc 9,7) (cf. CatIC 150-151).
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que en la bienaventurada Virgen María nos das el modelo del discípulo fiel que cumple tu palabra, abre nuestros corazones para escuchar el mensaje de salvación que, en virtud del Espíritu Santo, ha de resonar diariamente en nosotros y producir fruto abundante. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DIA SEGUNDO (29 de Septiembre)
LA PERSEVERANCIA EN LA ORACIÓN Y EN EL AMOR
Monición: Oren constantemente (1 Ts 5, 17), "Dando gracias continuamente y por todo a Dios Padre, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo" (Ef 5, 20).Este ardor incansable no puede venir más que del amor. El combate de la oración es el del amor humilde, confiado y perseverante. El abre nuestros corazones a tres evidencias de fe, luminosas y vivificantes: 1 - Orar es siempre posible: El tiempo del cristiano es el de Cristo resucitado que está con nosotros "todos los días" (Mt 28, 20). Nuestro tiempo está en las manos de Dios; 2 - Orar es una necesidad vital ¿Cómo puede el Espíritu Santo ser “vida nuestra”, si nuestro corazón está lejos de él?; 3 - Oración y vida cristiana son inseparables porque se trata del mismo amor. El mismo amor a todos los hombres, ese amor con el cual Jesús nos ha amado. "Todo lo que pidan al Padre en mi Nombre se los concederá. Lo que les mando es que se amen los unos a los otros" (Jn 15, 16-17) (Cf. CatIC 2.741-2.745)
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que colmaste de los dones del Espíritu Santo a la Virgen María en oración con los apóstoles, concédenos, por su intercesión, perseverar en la oración en común, llenos del mismo Espíritu, y llevar a nuestros hermanos el Evangelio de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DIA TERCERO (30 de Septiembre)
LA ALEGRÍA DE LA RESURRECCIÓN
Monición: La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo… “Si no resucitó Cristo vana es nuestra predicación, vana también nuestra fe” (1 Co 15,14). La resurrección constituye la confirmación de todo lo que Cristo hizo y enseñó. Por ella Cristo nos abre el camino a una nueva vida. Realiza en nosotros la adopción filial por la que nos convertimos en hermanos en Cristo. Es principio y fuente de nuestra resurrección futura (cf. 1 co 15, 20-22). En la espera de que esto se realice plenamente, Cristo resucitado vive en el corazón de sus fieles (Cf. CatIC 638-655).
ORACIÓN
Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DIA CUARTO (01 de Octubre)
PROFUNDIZAR EN EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN
Monición: “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación, Jesucristo, el Hijo de Dios, bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo, se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre”. El se encarnó para ser nuestro modelo de santidad (Cf, Mt 11,29). Se encarnó para hacernos “partícipes de la naturaleza divina” (2 P 1,4). Para que el hombre, al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convierta en hijo de Dios Estamos llamados a ser una sola cosa con Él; nos hace comulgar en lo que Él vivió por nosotros y como modelo nuestro (Cf. CatIC 456-4).
ORACIÓN
Señor, Padre santo, que por una disposición admirable, quisiste que tu Hijo naciera de una mujer y le estuviera sometido, concédenos conocer más profundamente el misterio de la Palabra hecha carne, y llevar una vida escondida en la tierra hasta que, acompañados por la Virgen Madre, merezcamos entrar gozosos en tu casa. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DIA QUINTO (02 de Octubre)
SOLIDARIDAD CON LOS POBRES Y LOS QUE SUFREN
Monición: El principio de solidaridad es una exigencia directa de la fraternidad humana y cristiana (cf SRS 38-40; CA 10). La solidaridad se manifiesta en primer lugar en la distribución de bienes y la remuneración del trabajo. Supone también el esfuerzo en favor de un orden social más justo en el que las tensiones puedan ser mejor resueltas, y donde los conflictos encuentren más fácilmente su solución negociada. La virtud de la solidaridad va más allá de los bienes materiales. Difundiendo los bienes espirituales de la fe, la Iglesia ha favorecido a la vez el desarrollo de los bienes temporales, al cual con frecuencia ha abierto vías nuevas. Así se han verificado a lo largo de los siglos las palabras del Señor: "Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura" (Mt 6, 33):
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, por un designio de tu providencia completas lo que falta a la pasión de Cristo con las infinitas penas de la vida de tus miembros; concédenos que, a imitación de la Virgen Madre dolorosa que estuvo junto a la cruz de su Hijo moribundo, así nosotros permanezcamos junto a los hermanos que sufren para darles consuelo y amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DIA SEXTO (03 de Octubre)
SERVIR Y DAR TESTIMONIO DE CRISTO CON LA PALABRA Y CON LA VIDA
Monición: La fidelidad de los bautizados es una condición primordial para el anuncio del Evangelio y para la misión de la Iglesia en el mundo. Para manifestar ante los hombres su fuerza de verdad y de irradiación, el mensaje de la salvación debe ser autentificado por el testimonio de vida de los cristianos. Los cristianos contribuyen a la edificación de la Iglesia mediante la constancia de sus convicciones y de sus costumbres. La Iglesia aumenta, crece y se desarrolla por la santidad de sus fieles (Cf LG 39). Llevando una vida según Cristo, los cristianos apresuran la venida del Reino de Dios, "Reino de justicia, de verdad y de paz". Esto no significa que abandonen sus tareas terrenas, sino que, fieles a su Maestro, las cumplen con rectitud, paciencia y amor (Cf. CatIC 2044-2046).
ORACIÓN
Dios todopoderoso, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración con María, concédenos, por intercesión de la Virgen, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Dios todopoderoso, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles, reunidos en oración con María, concédenos, por intercesión de la Virgen, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu nombre con testimonio de palabra y de vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DIA SÉPTIMO (04 de Octubre)
HACER LO QUE CRISTO NOS HA MANDADO
Monición: El seguimiento de Jesucristo implica cumplir los mandamientos. Jesús declara: "Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos" y cuando le hacen la pregunta: “¿Cuál es el mandamiento mayor de la Ley?” (Mt 22, 36), responde: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas" (Mt 22, 37-40; cf Dt 6, 5; Lv 19, 18). De esta forma superó la justicia de los escribas y fariseos (Cf. Mt 5, 20) y desarrolló todas sus exigencias de la Ley, ya que los mandamientos deben ser interpretados a la luz de este doble y único mandamiento de la caridad, plenitud de la Ley: (Cf. CatIC 2052-2055).
ORACIÓN
Señor, Padre santo, que quisiste, por disposición admirable, que la bienaventurada Virgen María estuviese presente en los misterios de nuestra salvación, concédenos, atendiendo a las palabras de la Madre de Cristo, hacer aquello que tu Hijo nos ha mandado en el Evangelio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DIA OCTAVO (05 de Octubre)
EL PERDÓN DE LAS OFENSAS
Monición: Cristo quiso que toda su Iglesia, tanto en su oración como en su vida y su obra fuera el signo y el instrumento del perdón y de la reconciliación que nos adquirió al precio de su sangre. El amor, como el Cuerpo de Cristo, es indivisible; no podemos amar a Dios quien no vemos, si no amamos al hermano y a la hermana a la que vemos. Al negarse a perdonar a nuestros hermanos y hermanas, el corazón se cierra, su dureza lo hace impermeable al amor misericordioso del Padre; en la confesión del propio pecado, el corazón se abre a su gracia. El perdón es la condición fundamental de la reconciliación de los hijos con su Padre y de los hombres entre sí (Cf. CatIC 1442).
ORACIÓN
Oh Dios, que por la sangre preciosa de tu Hijo reconciliaste el mundo contigo y te dignaste constituir a su Madre, la Virgen María, junto a la cruz, Reconciliadora de los pecadores, concédenos, por su intercesión, alcanzar el perdón de nuestros pecados. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
DIA NOVENO (06 de Octubre)
LA PAZ Y LA UNIÓN EN EL AMOR
Monición: El respeto y el desarrollo de la vida humana exigen la paz. La paz no es sólo ausencia de guerra y no se limita a asegurar el equilibrio de fuerzas adversas. La paz no puede alcanzarse en la tierra, sin la salvaguarda de los bienes de las personas, la libre comunicación entre los seres humanos, la práctica asidua de la fraternidad. Es obra de la justicia y efecto de la caridad. Cristo, el Príncipe de la Paz, por la sangre de su cruz, “dio muerte al odio en su carne” (Ef 2,16), reconcilió a los hombres con Dios e hizo a su Iglesia el sacramento de la unidad del género humano y de su unión con Dios. “Él es nuestra paz” (Ef 2,14) y declara “bienaventurados a los que construyen la paz” (Mt 5,9). (Cf. CatIC 2304-2305).
ORACIÓN
Oh Dios, que por medio de tu Hijo Unigénito otorgas la paz a los hombres, por intercesión de la siempre Virgen María, concede a nuestro tiempo la tranquilidad deseada, para que formemos una sola familia en la paz y permanezcamos unidos en amor fraterno. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Comisión Episcopal de Liturgia
Departamento de Liturgia
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