Encendemos, Señor, esta cuarta luz,
reafirmando nuestro deseo
de llegar limpios y puros
a tu gran día.
Oh Dios, restáuranos;
que brille tu rostro y nos salve.
Te necesitamos Cristo,
Luz viva y verdadera,
para aclarar e iluminar
los caminos que a ti nos conducen.
Enciende Señor,
las lamparas que te esperan
cargadas del aceite
de nuestras mejores obras.
Que te alumbremos, como María,
aurora del sol naciente,
en nuestras palabras y obras
para la luz del mundo
y de nuestros hermanos.
Para que así sea,
Luz de Luz,
Dios verdadero
Derrama Señor,
tu gracia sobre nosotros,
que, por el anuncio del ángel,
hemos conocido
la encarnación de tu Hijo,
para que lleguemos
por su pasión y su cruz
a la gloria de la resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén
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