lunes, 21 de abril de 2014

LEONARDO DA VINCI Y EL PENSAMIENTO COMPLEJO




Este es un siglo difícil, lleno de conocimientos diversos y, al parecer, desunidos: Matemáticas, Pintura, Biología, Ingeniería, Filosofía… Las universidades se jactan de ofrecer lo que el mundo celebra: Doctorados y Post-doctorados son el anhelo de miles de personas quienes creen haber encontrado en una sola disciplina lo que los define como personas. Pero, ¿en realidad un físico no tiene un intelecto capaz de crear música, o un químico la habilidad para filosofar?

Este afán por la híper-especialización, empero, no ha marcado la vida de todos. Hay personajes que han maravillado por su mente flexible y sus habilidades transdisciplinares. Como Leonardo Da Vinci, el famoso florentino que no se pudo dedicar únicamente al mundo artístico, ni al científico, ni al técnico. En la cabeza de Leonardo todo parecía unido en una maraña de conocimiento e imaginación.

El inquieto italiano utilizó la observación de las aves para diseñar una máquina voladora, aplicó su conocimiento de la anatomía humana para pintar famosas obras, y echó mano de su erudición en ingeniería para desarrollar sistemas mecánicos de uso bélico. Algo impresionante para cualquiera, y quien creó ese dicho de “quien mucho abarca poco aprieta”, seguro no tomó en cuenta a Leonardo.

El sólo pensar en cuántas carreras y años de estudio se le habrían pedido a Da Vinci hoy para realizar todo lo que hizo, es abrumador. No obstante, Leonardo nunca acudió a universidad alguna (ni siquiera existían), su motor creativo eran su imaginación e intelecto, no los estudios formales.

Tan grande ha sido la influencia de Da Vinci y el espíritu de su época, que para muchos pensadores actuales sigue siendo inspiradora su forma de actuar y de pensar. Como Edgar Morin, una de las mentes más lúcidas de Francia hoy en día, quien pese a no alabar públicamente al renacentista italiano, sí lo hace a través de sus teorías y paradigmas. Él opina que la fragmentación de los saberes no es la respuesta, sino uno de los más tozudos problemas de la humanidad.

El francés aboga por el homo complexus y un pensamiento complejo capaz  de ser invadido por la imaginación, pero también de reconocer la realidad sin problemas; crear mitos y magia a la par de ciencia y filosofía. Algo como Leonardo, creando aparatos funcionales y piezas artísticas, o  interesándose por la biología lo mismo que por la guerra.
Incluso, dice Morin, este  hombre puede ser poseído por los dioses y, también, por las ideas, pero duda de los dioses y critica las ideas.

De acuerdo con el paradigma del pensamiento complejo, confiar en un conocimiento dividido por las disciplinas, además, es irresponsable para resolver problemas globales. Las dificultades a las que el hombre se enfrenta no saben de ramas de conocimiento o de grados académicos. Inclusive, para crear algo original es necesario pensar más allá de los límites que las disciplinas erigen. Esto, sin duda, lo demostró Leonardo en su tiempo, al abordar las situaciones de la vida desde múltiples ángulos y no sólo desde una postura fija e inamovible.

Como dice Morin, son las múltiples interrelaciones, interacciones e interferencias de la vida del hombre y su entorno lo que ha permitido al humano ser capaz de intervenir en el mundo como lo ha hecho. No se necesita una mente diferente para acceder a cada disciplina, práctica o manera de pensar. Todo el Universo cabe en un hombre, tal como Leonardo lo demostró.

Entonces, ¿por qué insistir en la idea de especializarse en algo? Tal vez porque hacer algo bien es siempre mejor que hacer muchas cosas medianamente logradas. Pero ser curioso, inquieto, dedicado y hábil en diversos ámbitos es insuperable. Como diría Edgar Morin: “No seas de quienes tienen una carrera, se de quienes tienen una vida”.

Giancarlo Pisa S.
15/04/2014


Fuente: http://culturacolectiva.com/leonardo-da-vinci-y-el-pensamiento-complejo/#sthash.igr1lzXg.dpuf

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