sábado, 14 de junio de 2014

UNA ANÉCDOTA DE 1837


Según una anécdota de la época, en una pequeña obra humorística del catalán José Francisco Robreño titulada “Excelentísimo Señor”, se satirizaba  la figura del entonces vicepresidente encargado de la presidencia de la República, Carlos Soublette.

Enterado éste del asunto, mandó a llamar a Robreño y le hizo leer el libreto frente a él. Luego de escuchar todo el texto Soublette se dirigió a Robreño y le señaló:


"Efectivamente, veo que usted se burla un poco de mí, pero no está mal; yo esperaba algo peor. Venezuela no se ha perdido, ni se perderá nunca, porque un ciudadano se burle del presidente. Venezuela se perderá cuando el presidente se burle de los ciudadanos..."







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