Oh Dios, restáuranos; que brille tu rostro y nos salve.
Te necesitamos Cristo, Luz viva y verdadera, para aclarar e iluminar los caminos que a ti nos conducen.
Enciende Señor, las lamparas que te esperan cargadas del aceite de nuestras mejores obras.
Que te alumbremos, como María, aurora del sol naciente, en nuestras palabras y obras para la luz del mundo y de nuestros hermanos. Para que así sea, Luz de Luz, Dios verdadero.
Derrama Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén
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