domingo, 15 de abril de 2012

EL HOMBRE DE VITRUVIO





A mediados del año de 1492, quizás en el mismo momento en el que Cristóbal Colón navegaba  esperanzado hacia el “Mar Tenebroso”, un amigo de Leonardo le solicitó una ilustración para la portada de un libro que pensaba publicar titulado “De divina proportione”, basado a su vez en un antiguo tratado de arquitectura escrito por Marcus Vitruvio Pollio, arquitecto romano del siglo I a. C., titulado “De architectura”.

El arquitecto Vitruvio a quien Julio Cesar le encarga la construcción de máquinas de guerra, escribió los diez tomos de su obra De architectura, que trata de la construcción hidráulica, de cuadrantes solares, de mecánica y de sus aplicaciones en arquitectura civil e ingeniería militar. Vitrubio tuvo escasa influencia en su época pero no así en el renacimiento ya que fue el punto de partida de sus intentos y la justificación de sus teorías. Es innegable que la obra de este arquitecto romano fue de gran inspiración para el joven Leonardo.


















LA PROPORCIONES DEL HOMBRE DE VITRUVIO


En el Hombre de Vitrubio Leonardo da Vinci plasma  una visión del hombre como centro del Universo al quedar inscrito en un círculo y un cuadrado. El cuadrado es la base de lo clásico: el módulo del cuadrado se emplea en toda la arquitectura clásica, el uso del ángulo de 90º y la simetría son bases grecolatinas de la arquitectura. En él se realiza un estudio anatómico buscando la proporcionalidad del cuerpo humano, el canon clásico o ideal de belleza.
El dibujo a pluma y tinta es la representación gráfica de la descripción que hace Vitruvio sobre las medidas del cuerpo humano, la cual dice así:

“….que 4 dedos hacen 1 palma, y 4 palmas hacen 1 pie, 6 palmas hacen 1 codo, 4 codos hacen la altura del hombre. Y 4 codos hacen 1 paso, y que 24 palmas hacen un hombre; y estas medidas son las que él usaba en sus edilicios. Si separas la piernas lo suficiente como para que tu altura disminuya 1/14 y estiras y subes los hombros hasta que los dedos  estén al nivel del borde superior de tu cabeza, has de saber que el centro geométrico de tus extremidades separadas estará situado en tu ombligo y que el espacio entre las piernas será un triángulo equilátero. La longitud de los brazos extendidos de un hombre es igual a su altura. Desde el nacimiento del pelo hasta la punta de la barbilla es la décima parte de la altura de un hombre; desde la punta de la barbilla a la parte superior de la cabeza es un octavo de su estatura; desde la parte superior del pecho al extremo de su cabeza será un sexto de un hombre. Desde la parte superior del pecho al nacimiento del pelo será la séptima parte del hombre completo. Desde los pezones a la parte de arriba de la cabeza será la cuarta parte del hombre. La anchura mayor de los hombros contiene en sí misma la cuarta parte de un hombre. Desde el codo a la punta de la mano será la quinta parte del hombre; y desde el codo al ángulo de la axila será la octava parte del hombre. La mano completa será la décima parte del hombre; el comienzo de los genitales marca la mitad del hombre. El pie es la séptima parte del hombre. Desde la planta del pie hasta debajo de la rodilla será la cuarta parte del hombre. Desde debajo de la rodilla al comienzo de los genitales será la cuarta parte del hombre. La distancia desde la parte inferior de la barbilla a la nariz y desde el nacimiento del pelo a las cejas es, en cada caso, la misma, y, como la oreja, una tercera parte del rostro”

La anterior es la traducción completa del texto que acompaña al Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci. Se basa por entero en el tratado del propio Vitruvio  sobre las dimensiones del cuerpo humano, que ha probado ser en buena parte correcto. Leonardo realiza  la composición poniendo énfasis en la racionalización de la geometría.

El hombre de Vitrubio es un claro ejemplo del enfoque globalizador de Leonardo que se desarrolló muy rápidamente durante la segunda mitad de la década de 1480. Trataba de vincular la arquitectura y el cuerpo humano, un aspecto de su interpretación de la naturaleza y del lugar de la humanidad en el "plan global de las cosas". En este dibujo representa las proporciones que podían establecerse en el cuerpo humano (por ejemplo, la proporción áurea). Para Leonardo, el hombre era el modelo del universo y lo más importante era vincular lo que descubría en el interior del cuerpo humano con lo que observaba en la naturaleza.



El HOMBRE DE VITRUVIO TRASCENDENCIA

Son numerosas las interpretaciones sobre el dibujo de Leonardo Da Vinci, pero casi todas coinciden que para entender los significados del Hombre de Vitrubio hay que hacerlo en dos ámbitos: el matemático  en donde Leonardo realiza una de las más relevantes demostraciones matemáticas “la cuadratura del círculo” (http://webs.adam.es/rllorens/picuad/leonardo.htm) y el filosófico.

En la descripción que da Leonardo acompañando al dibujo, se limita a señalar las proporciones del cuerpo humano, que, curiosamente, pueden considerarse las proporciones universales de la simetría universal. Pero el que verdaderamente tiene su encanto, es el filosófico. Y el significado que esta imagen representa.

El hombre como centro del universo es una imagen poderosa, revolucionaria, humanista pero sobre todo profundamente perturbadora para la época. El hombre actuando sobre el mundo físico es quizás su significado más global.

El cuerpo humano es el único organismo que posee estas proporciones, este hecho hacia pensar a los filósofos del Renacimiento que el hombre era “El Centro del Universo”. Ahora bien, la idea de que; el Ser Humano sea extraordinario, ha sido el fundamento del avance del pensamiento, del inicio de la Modernidad, del desarrollo actual de la Ciencia y de la Civilización Occidental; pero a mediados del siglo XIX e inicios del siglo XX, sucedió un viraje hacia el error, error muy lamentable, con el cual se pretendió defenestrar de su merecido pedestal al ser humano. Fue el día que; el “Evolucionismo” afirmo que;…”El hombre era simplemente un animal como cualquier otro, pensante sí, pero animal al fin y al cabo”. Se afirma que; a partir de ese día la humanidad sufrió un duro golpe en su ego, al hecharse por tierra la idea del origen divino del hombre, y en general del origen divino del Universo por causa de un “Dios Creador”, pero es evidente que las proporciones matemáticas del “Hombre de Vitruvio” atestiguan lo contrario. La existencia de Dios es más probable que la no-existencia. “El Ser es y el No-ser, no es”, decía Parménides. (Es la afirmación más trascendente de toda la historia del pensamiento filosófico). Dicho de otra manera;

“Dios existe debido a que su No-existencia es imposible”

Pero esta es solo una visión, lo realmente significativo es la enseñanza que nos deja esta historia y lo que ha permitido al hombre evolucionar.  No dejemos  que la ficción supere nunca nuestra curiosidad.





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