“La multitud ha perdido la virtud pública, yace tirada bajo la opresión, y necesita ahora de otros sostenes, de otros consuelos, para resarcirse de una miseria que no puede osar disminuir. Solamente un pueblo en estado avanzado de corrupción, de profunda debilidad moral, es capaz de convertir la obediencia ciega a los caprichos malvados de hombres abyectos en máxima moral para sí”.
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