jueves, 13 de abril de 2017

JESÚS DE NAZARET






“Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna”  

Jesús de Nazaret.


Como cada año en esta temporada recordamos los últimos días en esta tierra de Jesús de Nazaret y como siempre me asaltan las mismas dudas; ¿Entendemos realmente el significado, no solo religioso, sino simbólico de unos hechos acaecidos hace miles de años?  La vorágine de los nuevos tiempos nos envuelve en un manto de intereses y confusión, nos distrae de las enseñanzas de un hombre sencillo, humilde que entrego su vida, por su fe. Un hombre como todos nosotros, que fue sacrificado para limpiar las culpas de sus hermanos.

Espero que lo aquí escrito nos ponga a reflexionar sobre este hombre que cambio al mundo y dividió la historia en un antes y después.

He aquí los hechos: Nació en Belén, Judea.  Fue concebido por María, la mujer de José, un humilde carpintero de Nazaret. Fue llamado Jesús nombre que se deriva de la palabra hebrea  Joshua, que completa es Yehoshuah (‘Yahvé es salvación’). Fueron los primeros cristianos quienes lo llamaron Cristo (Christos, palabra griega, traducción del hebreo mashiaj (‘el ungido’), o Mesías) por considerarle el libertador prometido de Israel; más adelante, la Iglesia lo incorporó a su nombre para designarle como redentor de toda la humanidad.

Nació en Belén, donde José y María habían acudido para cumplir con el edicto romano que obligaba a inscribirse en el censo. Fue concebido por su madre, que aunque desposada con José, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.

Luego del nacimiento José y María se llevaron al niño a Egipto, lejos del alcance del rey Herodes el Grande. Los evangelios hacen referencia de varios hechos importantes en la vida del joven Jesús: La presentación en el templo del  recién nacido, el cumplimiento de José y María con la ley judía que requiere la circuncisión, su presentación en Jerusalén y la visita del ya joven al templo para la fiesta de la Pascua.

Durante los siguientes 20 años Jesús vive como un  habitante más de Judea, es a partir de los 30 años cuando según los escritos bíblicos comienza su ministerio público. Durante los tres siguientes años hasta su muerte a los 33 años, se suceden los hechos más trascendentales de se vida terrenal. 

Los Evangelios hacen referencia al bautismo en el río Jordán por Juan Bautista, el encarcelamiento de Juan Bautista, su retiro durante 40 días de ayuno y meditación y la elección de sus primeros discípulos.

Después del bautismo y el retiro en el desierto, volvió a Galilea y visitó su hogar en Nazaret. Se trasladó a Cafarnaúm y comenzó a predicar. Fue entonces cuando nombró a sus primeros discípulos, “Simón, que se llama Pedro, y su hermano Andrés”, “Santiago el de Zebedeo y Juan, su hermano” más adelante, cuando el número de sus seguidores creció, escogió a doce discípulos para que le ayudaran. En compañía de sus discípulos, estableció su base en Cafarnaúm y viajó a los pueblos y aldeas cercanas para proclamar la llegada del Reino de Dios, como hicieron muchos profetas hebreos antes que él. Cuando los enfermos de cuerpo o espíritu se acercaron a él en busca de ayuda, los curó con la fuerza de la fe. Insistió en el amor infinito de Dios por los más débiles y desvalidos, y prometió el perdón y la vida eterna en el cielo a los pecadores siempre que su arrepentimiento fuera sincero. La esencia de estas enseñanzas se encuentra en el sermón de la montaña, que contiene las bienaventuranzas y la oración del Padrenuestro. El énfasis de este personaje en la sinceridad moral más que en la observancia estricta del ritual judío provocó la enemistad de los fariseos, que temían que sus enseñanzas pudieran incitar a los judíos a rechazar la autoridad de la Ley, o Torá. Otros judíos se mostraron recelosos ante las actividades de este gran hombre y sus seguidores porque podrían predisponer a las autoridades romanas contra una eventual restauración de la monarquía. 

Cerca de la Pascua, viajó a Jerusalén por última vez y el domingo de víspera entró triunfante en la ciudad donde le recibió una gran muchedumbre que le aclamó. El jueves, celebró la cena de Pascua con sus discípulos y les habló de su inminente traición y muerte como sacrificio por los pecados de la humanidad. Durante la cena bendijo el pan ácimo y el vino, llamó al pan su cuerpo y al vino su sangre.

“sangre de la alianza, que será derramada por muchos para remisión de los pecados” 
(Mt. 26,27), 

Y pidió que lo repartieran entre todos. Desde entonces, los cristianos recuerdan este ritual, la eucaristía, en oficios de culto que constituyen el principal sacramento.
En esa misma noche fue capturado por los romanos y fue llevado hacia Pilatos donde ordenó su ejecución. Fue crucificado y sepultado y al tercer día resucitó entre los muertos…
La vida y enseñanzas de este hombre han sido muchas veces objeto de disputa y de interpretaciones diferentes en la historia. Pero tenemos que reconocer que después de miles de años este hombre que cambio el rumbo de la humanidad, continúa hoy vivo en nosotros.




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