Bella,
como en la piedra
fresca
del manantial, el
agua
abre un ancho
relámpago de espuma,
así es la sonrisa en
tu rostro,
bella.
Bella,
de finas manos y
delgados pies
como un caballito de
plata,
andando, flor del
mundo,
así te veo,
bella.
Bella,
con un nido de cobre
enmarañado
en tu cabeza, un nido
color de miel sombría
donde mi corazón arde
y reposa,
bella.
Bella,
no te caben los ojos
en la cara,
no te caben los ojos
en la tierra.
Hay países, hay ríos
en tus ojos,
mi patria está en tus
ojos,
yo camino por ellos,
ellos dan luz al
mundo
por donde yo camino,
bella.
Bella,
tus senos son como
dos panes hechos
de tierra cereal y
luna de oro,
bella.
Bella,
tu cintura
la hizo mi brazo como
un río cuando
pasó mil años por tu
dulce cuerpo,
bella.
Bella,
no hay nada como tus
caderas,
tal vez la tierra
tiene
en algún sitio oculto
la curva y el aroma
de tu cuerpo,
tal vez en algún
sitio,
bella.
Bella, mi bella,
tu voz, tu piel, tus
uñas
bella, mi bella,
tu ser, tu luz, tu
sombra,
bella,
todo eso es mío,
bella,
todo eso es mío, mía,
cuando andas o
reposas,
cuando cantas o
duermes,
cuando sufres o
sueñas,
siempre,
cuando estás cerca o
lejos,
siempre,
eres mía, mi bella,
siempre.
Pablo
Neruda
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